Tambien participe en la Crisis de Guerra del 1978


Conflicto del Beagle 1978 - La Gran Movilización

Revista Gente, 1978 
A principios del mes de diciembre, la flota argentina levó anclas y abandonó sus fondeaderos para iniciar su marcha hacia el sur. Aún no había salido el sol, cuando las primeras unidades soltaron amarras y comenzaron a desplazarse lentamente por la gran dársena de Puerto Belgrano, en dirección a la boca de acceso, haciendo sonar sus silbatos y sirenas. Desde tierra, el personal naval las observaba mientras lanzaba vivas y agitaba sus brazos, haciendo flamear banderas y gorras. Desde las cubiertas de los barcos, la marinería devolvía el gesto mientras los oficiales observaban la escena desde los puentes de mando, orgullos y emocionados, atentos a los pormenores de la navegación. Más de un vecino, en la cercana Punta Alta, se sobresaltó al escuchar las sirenas y se preguntó que sería lo que estaba ocurriendo. Lejos estaban de imaginar lo que realmente sucedía, ni siquiera los memoriosos que en cada oportunidad que se les presentaba, recordaban los agitados días de 1955 cuando la zona se vio conmovida por la movilización de la flota y la inminencia de un ataque por tierra de las fuerzas leales que defendían al gobierno de Perón. 

Las naves ganaron aguas abiertas dejando a su izquierda el Destacamento Puerto Rosales de la Prefectura Naval, los depósitos de combustible de Arroyo Parejas, Punta Ancla, el Batallón de Servicios y la añeja Base de la Infantería de Marina, con sus históricas baterías apuntando hacia el mar. A la derecha, corrían hacia el oeste las inhóspitas y casi deshabitadas islas de la ría, entre ellas Bermejo, Trinidad, Anadna y otras de menores dimensiones, que en su agreste soledad parecían fuera de la realidad. Lejos de allí, varios kilómetros al norte, la Base de Submarinos de Mar del Plata, también se encontraba inmersa en gran actividad. 
Bajo la atenta supervisión de altos oficiales navales, personal militar de la unidad trabajaba febrilmente ultimando los detalles finales. Cuando todo estuvo listo, se impartió la orden de partida y como en cámara lenta, los cuatro sumergibles de la Fuerza de Submarinos se separaron de los muelles para enfilar lentamente hacia la salida, dejando atrás la majestuosa ciudad atlántica con sus barrancas, su cancha de golf y sus playas. 

Lo hicieron, en primer lugar, los modernos IKL-209 de origen alemán ARA “San Luis” (S-32) y ARA “Salta” (S-31), al mando de los capitanes de fragata Félix Rodolfo Bartolomé y Eulogio Moya respectivamente y los veteranos Guppy ARA “Santa Fe” (S-21) y ARA “Santiago del Estero” (S-22) a las órdenes de los capitanes de fragata Alberto R. Manfrino y Carlos Sala. 
Días antes, la escuadra chilena había hecho lo propio desde la Base Naval de Talcahuano, encabezada por su nave insignia, el crucero “Pratt” al comando del capitán de navío Eri Solís Oyarzún, en el que viajaba el comandante de la flota, vicealmirante Raúl López Silva; los destructores DDG “Almirante Williams” (capitán de navío Ramón Undurraga Carvajal) y DDG “Almirante Riveros” (capitán de navío Hüber Von Apeen), las fragatas Leander PFG “Almirante Lynch” (capitán de fragata Humberto Ramírez Olivari) y PFG “Condell” (capitán de fragata Erwin Conn Tesche), los destructores artillados DD “Zenteno” (capitán de fragata Arturo García Petersen), DD “Portales” (capitán de navío Mariano Sepúlveda Matus), DD “Cochrane” (capitán de navío Carlos Aguirre Vidaurre Leal) y DD “Blanco Encalada” (capitán de fragata Jorge Fellay Fuenzalida), además del petrolero AO “Araucano” (capitán de navío Jorge Grez Casarino), el buque logístico ATF “Yelcho” (capitán de corbeta Gustavo Marín Watkins), el AGS “Aldea” (capitán de corbeta Octavio Bolelli Luna), el PP “Lientur” (capitán de corbeta Ariel Rozas Mascaró), el AOG “Beagle” (capitán de corbeta Sergio del Campo Santelices) y el vetusto submarino “Simpson” (capitán de navío Rubén Scheihing Navarro) 
La flota puso proa a Tierra del Fuego y el Canal de Beagle, con instrucciones de reunirse con las unidades de apoyo subordinadas a la Tercera Zona Naval al mando del contraalmirante Luis de los Ríos Echeverría, a saberse, el APD “Serrano” (capitán de fragata Rodolfo Calderón Aldunate), el APD “Uribe” (capitán de fragata Adolfo Carrasco Lagos), el APD “Orella” (capitán de fragata Raúl Manríquez Lagos), el LST “Araya” (capitán de fragata Gastón Silva Cañas), el ATA “Colo Colo” (capitán de corbeta Sergio del Campo Santelices) y el AP “Piloto Pardo” (capitán de fragata Gustavo Pfeifer Niedbalski). 

En lo que a la fuerza de submarinos se refiere, la misma se hallaba al comando del contralmirante Osvaldo Schwarzemberg Stegmaier y aunque disponía de cuatro unidades, solo pudo desplegar una sola, el mencionado “Simpson”, porque su gemelo, el “Thomson” había sido radiado antes de la crisis (se hallaba en reserva activa según los chilenos), el “O’Brain” (capitán de fragata Juan Mackay Barriga) tuvo que entrar en dique para mantenimiento y el “Hyatt” (capitán de fragata Ricardo Kompatzki Contreras) debió regresar a Talcahuano al experimentar serias fallas en su sistema de propulsión.De esa manera, la fuerza quedaba reducida al arcaico “Simpson”, que para peor, carecía de snorkel. Chile esperaba compensar esas falencias con la Aviación Naval, que solo contaba con medios de exploración aeromarítima arribados al país en los últimos meses del año y los helicópteros embarcados en la escuadra, todo ello al mando del capitán de navío Sergio Mendoza Rojas, secundado por su par Claudio Aguayo Herrera, a cargo de los medios aeronavales de la zona austral y los del aire al comando del capitán de corbeta René Maldonado Bouchon. 

Las fuerzas de Infantería de Marina, por su parte, tenían sus fuertes en los destacamentos “Miller” y “Cochrane”, en la Escuela de Infantería de Marina y otras unidades menores, todas ellas al mando del contralmirante IM Sergio Cid Araya con el capitán de navío IM Pablo Wunderlich Piderit como su segundo, a cargo de una brigada de apoyo operativo, muy poco para enfrentar a la Aviación Naval enemiga que podía operar desde los aeropuertos y aeródromos cercanos y desde el portaaviones “25 de Mayo”.La diferencia entre un bando y otro se tornaba abismal en materia de aviación ya que la Fuerza Aérea Argentina contaba con 44 aviones Skyhawk A4B operativos de los 50 adquiridos en 1966 y 25 A4C llegados al país en 1975. 

La mayor parte de los cazas rioplatenses se hallaban concentrados en los grupos 4 y 5 de Caza, el primero, componente de la IV Brigada Aérea con asiento en El Plumerillo, provincia de Mendoza y el segundo, de la V Brigada Aérea de Villa Reynolds, provincia de San Luis y el Grupo 4 de Caza, que había desplegado sus acondicionadas unidades desde la mencionada unidad aérea y la planta de mantenimiento que poseía en Río Cuarto, provincia de Córdoba, enviando una parte a una base en el sur, posiblemente San Julián, desde la cual también operarían aparatos del Grupo 6 de Caza con asiento en Tandil, dejando en reserva a la otra. 
Para entonces, la Argentina contaba con sistemas de radares del tipo móvil Westinghouse AN-TPS43 y W430 de tres dimensiones, 3D de azimut, distancia y altura, diseñados modularmente, detalle que facilitaba su despliegue a través de medios aéreos, marítimos y terrestres, que constaban de un módulo container Shelter en el que se encontraba montado el equipo generador y procesador de señales, dos pantallas de presentación y los correspondientes equipos de comunicaciones cuyas cabinas (OPS-COM) disponían de dispositivos especiales para ese fin. 

Las cabinas también tenían tres pantallas de presentación y su correspondiente equipo de comunicaciones y su característica principal era su antena, capaz de irradiar la señal emitida y recibir la reflejada a grandes distancias. Por otra parte, sus generadores podían brindar la energía eléctrica necesaria para los diversos componentes del equipo ya que el radar necesita ser alimentado por una fuente con características particulares y sus equipos auxiliares eran capaces de acondicionar la temperatura, la humedad y la presión necesaria para su normal funcionamiento, siempre necesitado de una fuerte potencia eléctrica que produce una alta cuota de calor. Los mismos habían sido incorporados a la FAA en el mes de octubre y según el comodoro Alfredo Ramón Berástegui, director de la Escuela de Aviación Militar de la FAA, se trataba de un gran avance en materia de detección y apoyo con lo que se podría incrementar notablemente la vigilancia y el control del espacio aéreo (VYCA). Por esa razón fue creado un escuadrón especial, dependiente del Grupo 1 de Vigilancia Aérea Escuela (G1VA-E). 


Soldados argentinos 1978 

El 2 de diciembre fue una jornada intensa y plagada de novedades. Ese día, al tiempo que la agencia UPI daba a conocer las opiniones del Dr. Santiago Benadava Cattan, abogado y diplomático chileno experto en derecho internacional, en las que expresaba su confianza en la mediación papal, el brigadier Gilberto Hilario Oliva cursó un llamado a todos los pilotos argentinos para que concurriesen a sus bases y se aprestasen a defender la soberanía nacional. La idea era crear una estructura tendiente a cubrir y reforzar las necesidades operativas de la FAA en tiempos de guerra, integrada por aviadores civiles, que permitiese la gestación de un equipo con un adiestramiento listo para sacar el máximo provecho del mismo, con diferentes grados de alcance, utilidad y complejidad, para responder al variado requerimiento militar de acuerdo con el tipo de tarea que debía afrontarse. Nacía así el Escuadrón Fénix que se cubriría de gloria tres años después en el Atlántico Sur. Con el propósito de materializar la idea, fue convocado el Capitán Retirado Don Jorge Luis Páez Allende, quien comenzó con las tareas de organización, necesarias para constituir el Escuadrón Fénix. En tal oportunidad, se logró contar con un número importante de aeronaves y otro número considerable de pilotos y mecánicos aeronáuticos. Este empleo táctico/estratégico, permitiría un fuerte impacto sobre el eventual contrincante generando una fuerte presión psicológica sobre las líneas de defensa enemiga. 
La sorpresa sería muy grande al tener que oponer resistencia ante el ataque de aeronaves de uso civil Esta alternativa quedó en la nada por la mediación Papal entre Chile y Argentina, y el proyecto Fénix, no terminó de constituirse 1. El Escuadrón Fénix integrado por aviadores civiles contaba con aparatos Lear Jet LR-24, LR-25, LR-35, Cessna Citation C-500, Hawker Siddley HS-125, BAC 1-11, aviones turbohélices Turbo Commander AC690, Mitsubishi MU-2, Guaraní IA50G2 de fabricación nacional, Merlín III-B, aviones a pistón Aerocommander AC50, Grand-Commander AC68, Aerostar TS600, TS601, Douglas DC3, C47 y helicópteros a turbina como el Augusta 109A, el Bell 212, 205-A1, 206, Bolkow BO-105, Hughes 500, Sikorsky S58ET y S61N 

Ante semejante poderío, los chilenos veían con angustia la cristalización del conflicto pero depositaban su confianza en la intervención del Santo Padre de quien sabían, acabaría por comprender la magnitud del problema y fallar a su favor, evitando la guerra, pues la razón estaba de su parte. Apoyar a Chile era respetar el derecho internacional y la resolución del arbitraje en contra de la fuerza bruta que la Argentina estaba dispuesta a utilizar. Al respecto, Santiago Benadava manifestó a la agencia UPI: “El tema del Beagle es un asunto zanjado; las islas son para Chile y por esa razón, la República Argentina debe respetar la resolución del árbitro al cual voluntariamente se sometió”. 

Ese día circuló una versión que, de haber sido cierta, pudo haber desatado la guerra antes de lo previsto. Según Radio Iquique, a las 07.40 horas un Northtrop F-5 E Tigre II de la FACh piloteado por el teniente Hernán Gabrielli detectó el paso de dos aviones argentinos que volaban muy cerca del volcán Tacora, violando el espacio aéreo de su país. La versión nunca fue confirmada y no pasó de ser un rumor, de los tantos que circularon por aquellos días, pero dejó una marcada sensación de preocupación. Chile había adquirido 18 de esos aparatos (15 F-5E y 3 F-5F) pero debido a la Enmienda Kennedy aplicada en 1974, carecía de repuestos y eso disminuía su operatividad. 

Los chilenos han saturado sus improvisados foros con la estúpida versión de que la Agencia Central de Inteligencia habría señalado que la Argentina poseía mejor armamento pero que Chile tenía mejores soldados. Surge entonces la pregunta: ¿en que se basaba la dependencia gubernamental norteamericana para lanzar semejante declaración? ¿En una guerra contra Perú acaecida en 1879 o en las acciones de sus pilotos en 1931 y 1973? 

Lo cierto es que quienes esgrimen esa versión, que en realidad surgió de un artículo periodístico chileno, no han podido nunca precisar la fuente con exactitud y que la central estadounidense jamás hizo esa declaración ya que lejos de reparar en supuestas “místicas guerreras” y contiendas decimonónicas, se hallaba abocaba plenamente a la realidad. En ese sentido, haciendo clara alusión a la superioridad aérea argentina y al hecho de que la FACh apenas tenía una docena de Hunters operativos contra los A4 y los primeros Dagger que su rival acababa de recibir de Israel, un resumen de Inteligencia norteamericano, señalaba lo siguiente: La estrategia de Argentina para un posible conflicto contempla una guerra prólogo a lo largo de toda la longitud de los Andes. Se estima que Argentina posee más de 300.000 hombres en armas (incluidos los reservistas, así como otros 16.000 paracaidistas bajo formación exhaustiva, cerca de Córdoba). Argentina tiene una prepararon más adecuada para este tipo de conflicto. Es autosuficiente en provisiones y los suministros de petróleo, y posee sus refinerías de petróleo dispersas por todo el país. Por otra parte, las instalaciones de la refinería de Chile se concentran en el Sur. Argentina está también mucho mejor equipada y tiene una importante industria de armamento nacional. Los chilenos esperan una guerra rápida, similar a la Guerra de los Seis Días de 1967, que se limitaría a las regiones del sur. Lo que se dice un “toque en la mejilla”. - Hay considerable alarma en Santiago y todo Chile, ante la inminencia del estallido de un conflicto de larga duración 2. 

Ejercicios de Infantes de Marina Argentinos en 1978 

Mientras tanto, distintas fuentes de información daban cuenta del permanente desplazamiento de tropas y equipo que ambos países estaban llevando a cabo, uno de los más grandes de la historia del continente desde la guerra de la Triple Alianza en 1865 y la del Gran Chaco en 1934. Alrededor del día 12, la flota argentina, encabezada por el portaaviones “25 de Mayo” y el crucero “General Belgrano”, llegó a Tierra del Fuego y se ubicó al este de la Isla de los Estados para esperar instrucciones 3. 

Desde hacía unos días, su par chilena se hallaba anclada entre los fiordos e islotes del Canal de Beagle y el Estrecho de Magallanes, aguardando expectante el inicio de las hostilidades. Mientras eso ocurría, América y el mundo contenían el aliento. 

La flota argentina navegaba hacia el Canal de Beagle al mando del contraalmirante Humberto José Barbuzzi.Un año antes del estallido de la crisis, Barbuzzi había sido nombrado secretario general naval, cargo que desempeñó hasta que la Junta Militar lo designó jefe de Operaciones del Estado Mayor General de la Armada en reemplazo del contralmirante José Néstor Estévez. Por entonces, la fuerza naval argentina era una de las más poderosas de América Latina, compuesta por el portaaviones ARA “25 de Mayo” (V-2), el crucero ARA “General Belgrano” (C-4), los destructores de la Primera División ARA “Hércules” (D-28), ARA “Domecq García” (D-23), ARA “Seguí” (D-25) y ARA “Hipólito Bouchard” (D-26); los de la Segunda División, ARA “Piedrabuena” (D-29), ARA “Almirante Storni” (D-24), ARA “Py” (D-27), ARA “Rosales” (D-22) y ARA “Santísima Trinidad” (D-2); las corbetas ARA “Drummond” (P1) y ARA “Guerrico” (P-2), los avisos ARA “Alférez Sobral” (A-9) y ARA “Comodoro Somellera” (A-10); los buques de desembarco ARA “Cándido de Lasala” (Q-43), ARA “Cabo San Antonio” (Q-42) y ARA “Punta Médanos” (B-18); los barreminas ARA “Neuquén” (M-1), ARA “Río Negro” (M-2), ARA “Chubut” (M-3), ARA “Tierra del Fuego” (M-4), ARA “Chaco” (M-5) y ARA “Formosa” M-6); el transporte ARA “Canal de Beagle” (B3), el buque-tanque ARA “Punta Médanos” y varios cisternas pertenecientes a la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), que prestaban servicios auxiliares para la Armada. 

Por otra parte, la Fuerza de Submarinos se hallaba integrada por el ARA “Salta” (S-31), el “ARA “San Luis” (S-32) - Tipo 209, novisimos aquel entonces - el “ARA “Santa Fe” (S21) y el “ARA “Santiago del Estero” (S-22) más el aviso adscripto ARA “Comandante Irigoyen” (A-1). 

Durante su trayecto hacia el extremo sur del continente, la flota se desplazaba dividida en tres grupos de batalla, el primero, encabezado por el “25 de Mayo”, con su Grupo Aéreo Embarcado (GAE), integrado por ocho aviones Douglas A4Q Skyhawk, cuatro Grumman S-2 Tracker, cuatro helicópteros Sikorsky S-61D4 Sea King y un helicóptero Alouette; el destructor misilístico “Hércules” provisto de dos misiles Exocet MM-38 y las ultramodernas corbetas misilísticas Clase A-69 “Drummond” y “Guerrico” en funciones de escolta, dotadas ambas de otros cuatro Exocet MM-38. 

El segundo grupo estaba encabezado por el venerable crucero “General Belgrano” y escoltado por los destructores “Rosales”, “Hipólito Bouchard” y “Piedrabuena”, los dos primeros provistos también de cuatro Exocet MM-38, además de los buques de desembarco “Cándido de Lasala” y “Cabo San Antonio”, el buque-tanque “Punta Médanos” y otras unidades de la empresa estatal YPF. 

El tercer grupo navegaba con los destructores “Py” y “Seguí” a la cabeza, armados ambos con cuatro Exocet MM-38, seguidos por el “Almirante Storni” y el “Domecq García” haciendo las veces de escoltas. A ello debemos agregar las cuatro unidades del Comando de la Fuerza de Submarinos (COFS) y su buque aviso adscripto, el “Comandante Irigoyen” junto a las lanchas patrulleras de la Agrupación de Lanchas Rápidas que operaban desde la Base Naval de Ushuaia, ARA “Indómita” (P-86), ARA “Intrépida” (P-85) y las torpederas ARA “Alakush” (P-84) y ARA “Towora” (P-82), una flota formidable si se la compara con la que entonces tenía Chile. 
El Comando de Aviación Naval (COAN) despachó también a sus veteranos Lockheed SP-2H Neptune de detección lejana, los North American Aviation T-28 Trojan/Fennec, los Aermacchi MB-339A, los Beechcraft Mentor T-34 y varias unidades de transporte. 

Por su parte, las fuerzas de tierra disponían de 123 tanques MBT de Avanzada Liviana, 120 M-4 Sherman repotenciados; entre 50 y 60 Mowag Grenadier dotados de cañones de 120 mm, 100 M/113, entre 100 y 130 M3/9, de 20 a 25 AMX VCI, 24 cañones autopropulsados AMX de 155 mm, cañones Snheider 105/155 mm hipomóviles, 101 cañones Oto Melara de 105 mm, cañones Oerlikon L70 de 20 mm modelo 1935; cañones Bofors L70 de 40 mm modelo 1938; cañones Roland con retroceso Czekalski de 105 mm; cañones M67 de 90 mm y varias piezas Skyguard de 35 mm. Además, el Ejército disponía de una importante cantidad de helicópteros Bell UH-1H (entre 20 y 25), diez Puma, nueve Augusta y ciento nueve Hirundos. 
La Fuerza Aérea, por su parte, desplegó buena parte de sus potencial, a saberse, aparatos Douglas Skyhawk A4B y A4C, Mirages IIIE, Mirages V Dagger de procedencia israelí, entre ocho y diez Camberra MK-62 y doce IA-58 Pucará de fabricación nacional que ya habían tenido su bautismo de fuego en Tucumán contra las organizaciones subversivas que operaron en esa provincia entre 1974 y 1976 
Contra todo ese poder de fuego los chilenos afirman que iban a ofrecer su “garra” y su “mística guerrera”… 

Infantes argentinos en pràcticas con cañones de 20mm sobre chasis de Unimogs 

Infantes de Marina Chilenos en Punta Arenas, diciembre de 1978 

La tensión iba en aumento a medida que transcurrían los días y eso se veía reflejado en la prensa de ambos países, que daba cuenta de la crisis con grandes titulares. 
El 11 de diciembre una amenaza de bomba demoró la partida del avión del canciller Cubillos que viajaba a Buenos Aires; al día siguiente, el gobierno de Brasil envió un comunicado exhortando a los dos gobiernos a buscar una salida pacífica a la crisis. El mismo día se supo que el general Carol Lopicich había asumido el comando en jefe de la V División y que Buenos Aires ignoraba las gestiones que Chile llevaba a cabo ante la Casa Blanca. 
Un tiempo antes, el ex presidente Eduardo Frei Montalva, declarado opositor del régimen de Pinochet, manifestó que la Argentina estaba gestando un desenlace violento que su patria no buscaba, “…nos oponemos al gobierno militar por sus prácticas antidemocráticas, el corte de las libertades, pero es claro que aquí se está alimentando, no por chile, un conflicto de dramáticas consecuencias”. 

El 8 de diciembre el ex mandatario reafirmó que la postura de Chile era jurídica y moralmente indiscutible recordando, seguramente, el incidente en Laguna del Desierto en 1965, cuando él era presidente. Tres días antes, el diario “La Segunda” de Santiago publicó la falsa noticia de que las clases 1956 y 1957 de Argentina habían sido convocadas por las autoridades militares junto con todo el personal dado de baja, para elevar la cantidad de efectivos a 500.000 hombres “…en su loca carrera por la guerra con Chile” 4. 

Mientras tanto, en Puerto Natales y en otros lugares del sur del país araucano, entre ellos Dorotea y Cerro Castillo, se cavaban trincheras, se construían refugios, se colocaban minas, se tendían alambrados y ante la inminente invasión, se efectivizaba la convocatoria de los reservistas. Según el sargento primero Juan Vladinic, del Regimiento de Lanceros, 120 ex conscriptos se presentaron en su cuartel y se esperaban todavía más. 
El punto de máxima tensión de la crisis se alcanzó en las primeras horas de la tarde del 11 de diciembre cuando se supo que la Argentina había obligado a un avión de Ladeco, importante línea aérea chilena que operaba desde 1958, a regresar a Pudahuel. 

Ante semejante actitud, titulares como “Responderemos al boicot de OIRT aumentando las exportaciones”, “Tranquilidad pidió nuevo jefe militar” (“La Prensa Austral, 12 de diciembre de 1978), “Expulsan a chilenos de Argentina” (UPI, 14 de diciembre), “Capacidad de la Armada en resguardo de la soberanía” (“La Prensa Austral, 14 de diciembre de 1978), “Argentina en pie de guerra” (Cable Express/ANSA/UPI, 17 de diciembre de 1978), “Argentina cierra paso de camiones de Brasil a Chile” (Uruguayana, Brasil, 17 de diciembre de 1978), “Aumenta beligerancia contra chilenos en Argentina” (EFE/”La Tercera”, 17 de diciembre de 1978); “Sendas defensas se preparan en islas Lennox, Nueva y Picton” (ANSA, 17 de diciembre de 1978), “Ambiente bélico en Ushuaia” (“Clarín” 18 de diciembre de 1978), saturaban los medios informativos de Chile desde el exterior. Sin embargo, en medio de la obscuridad, emergía de tanto en tanto una pequeña luz de esperanza. “Optimismo del cardenal Samoré. ‘Paz es difícil pero posible’” (APP, 17 de diciembre de 1978); “Aún hay salida a la crisis: la delimitación de las aguas es cuanto queda por resolver” (“Le Monde”, 18 de diciembre de 1978). 

Tal como lo informó la prensa de todo el mundo, por esos días el gobierno argentino dispuso la repatriación de millares de chilenos radicados en el país. Bajo estricta custodia, centenares de familias trasandinas fueron obligadas a abordar ómnibus y largos convoyes ferroviarios con destino a su país. Las escenas que se vivieron en las terminales ferroviarias de Retiro y Once con vociferantes guardias fuertemente armados, apuntando con sus armas o sosteniendo perros bravos por sus correas, evocaban escenas de la Segunda Guerra Mundial. No faltaron usuarios y transeúntes lanzando improperios y epítetos racistas contra los repatriados, escenas que se repitieron en Bahía Blanca, Viedma, Rawson, Trelew, Comodoro Rivadavia y Río Gallegos con amenazas y hasta agresiones de toda índole. 

La guerra estuvo a punto de estallar cuando en pleno Canal de Beagle, una torpedera argentina casi hunde una barcaza chilena un día después de que Buenos Aires decidiese cerrar el paso de camiones entre Brasil y Chile. Mientras tenían lugar esos acontecimientos, las tropas chilenas preparaban sus defensas en las islas Picton, Lennox y Nueva cavando trincheras, extendiendo alambrados, sembrando minas en las playas y montando gruesas piezas de artillería. Para entonces, el contraalmirante Barbuzzi había situado sus unidades navales al este de la Isla de los Estados, a unas 300 millas al sudeste de Río Grande, desplegando a casi todos sus buques sobre las aguas poco profundas del Banco Burdwood, a resguardo de la acción de posibles submarinos. Y allí se encontraba, esperando la orden de lanzar el ataque cuando cerca del mediodía del 15 de diciembre, le llegó información de que las pantallas de radar habían detectado un eco. Una hora antes, un Aviocar CASA 212 de la de la Armada Chilena, posiblemente el matrícula N-146, despegó de la Base Aérea de Chabunco, en Punta Arenas, para dirigirse en línea recta hacia el este, en busca de la escuadra argentina. A las 14.40 el aparato llegó a los 58º55’S/63º48’O, volando a 150 nudos de velocidad y 5000 pies de altura, punto en el que fue ubicado por los sistemas de alerta de a bordo. 

En esos momentos, dos Skyhawk A4Q que habían decolado del “25 de Mayo”, el matrícula 0654/3-A-301 al mando del capitán de corbeta Julio Italo Lavezzo y el 0660/3-A-307, al del teniente de fragata Julio Alberto Poch, comenzaron a ser vectoreados hacia dos ecos. El primero resultó ser un Grumman S-2 Tracker propio tripulado por el teniente de fragata Enrique Fortini y el guardiamarina Marcelo Álvarez, que volaba con su sistema FFI activado, pero el segundo era el Aviocar chileno, hacia el que se dirigieron ambos, dispuestos a derribarlo. Cuando el capitán Lavezzo tuvo al intruso a distancia de tiro, el aparato chileno viró a gran velocidad y escondido entre las nubes escapó hacia Punta Arenas, sin llegar a cumplir su misión. Cuatro minutos después otros tres Skyhawk A4Q despegaron del “25 de Mayo” con la orden de perseguir e interceptar a posibles aviones enemigos, pero no establecieron contacto. 
Durante todo ese día, la flota chilena se mantuvo quieta en los fiordos, muy cerca del Canal O’Brien, a escasas 100 millas del Cabo de Hornos, aguardando instrucciones. Esa misma noche la CIA informó a la Casa Blanca que el ataque argentino era inminente y que tendría lugar, a más tardar entre el 21 y el 22 de diciembre, sin precisar la hora exacta. En vista de ello, Jimmy Carter apresuró el regreso de su secretario de Estado, Cyrus Vance, que por esos días se hallaba de gira por el exterior y casi al mismo tiempo Brasil confirmó la magnitud de los desplazamientos que se llevaban a cabo en el extremo sur. 

Alouette III de la Armada Argentina. Estos helicópteros estaban artillados con misiles de fabricación francesa AS-11 y AS-12 

El 19 de diciembre en horas de la mañana, cumpliendo directivas del Alto Mando, la flota argentina abandonó sus posiciones al este de la Isla de los Estados y navegando a 20 nudos de velocidad se dirigió hacia el Canal de Beagle y el Cabo de Hornos, en medio de un mar embravecido, con fuertes vientos soplando del oeste y olas que alcanzaban los cuatro metros de altura. En ese mismo momento, el embajador Enrique Ros, representante argentino ante las Naciones Unidas, guardaba en su portafolios el documento que debía presentar ante el Consejo de Seguridad y abordó un vehículo de la legación que lo debía llevar a la sede del organismo. Se trataba de la denuncia que presentaba su gobierno ante “…las medidas ilegales adoptadas por Chile que, por su carácter militar, entrañaban un renovado peligro para la paz y la seguridad internacionales, pues alteran el status quo de la región”, es decir, el justificativo para iniciar la invasión. La idea era mostrar ante el Consejo de que Chile era la nación agresora y que ocupaba territorio argentino, provocando un “casus belli” que le permitía a su vecina recuperar “lo que era suyo” por medio de la fuerza. En tanto eso ocurría en la lejana Nueva York, los buques chilenos continuaban en sus escondites y allí se encontraban cuando a las 04.49 horas uno de sus aviones, al parecer, el Aviocar CASA 212 matrícula N-147, tuvo dos contactos en su radar. 

En el “25 de Mayo”, el teniente de fragata Pettinari aguardaba en alerta 5 sobre la cubierta, dentro de su Skyhawk A4Q, cuando recibió la orden de despegar e interceptar al enemigo. Después de controlar su tablero y comprobar que todo se hallaba en orden, el piloto dio máxima potencia a sus turbinas y observando atentamente las indicaciones de los señaleros decoló a gran velocidad, poniendo rumbo oeste. Siempre había un caza listo para ser lanzado en la catapulta del portaaviones, armado con misiles y bombas, sin tanques suplementarios. El del teniente Pettinari era el mismo avión que había utilizado el capitán Lavezzo y con él fue que interceptó al CASA 212 cuando volaba a 150 nudos y 3000 pies en los 54º30’S/60º53’O. Pettinari colocó su avión a la par del aparato enemigo provocándole violentas sacudidas con la fuerza de sus turbinas y cuando lo tenía “marcado” en su visor de tiro, pidió a la torre instrucciones para su derribo. El piloto aguardaba ansiosamente la respuesta, con el pulgar sobre el botón del obturador, listo para disparar, pero la directiva nunca llegó. El aparato chileno huyó a toda velocidad escondido entre las nubes mientras Pettinari viraba y emprendía el regreso al portaaviones. Esa misma mañana, el vicealmirante López Silva, comandante de la flota chilena en operaciones, seguía con atención el informativo de Radio Minería a través de su radio a pila, cuando escuchó decir al canciller argentino que respecto a las relaciones con Chile, se había agotado el tiempo de las palabras y comenzaba el tiempo de la acción. Sin perder tiempo, se incorporó y se dirigió al puente de mando para ordenar a sus buques los aprestos para zarpar, siguiendo los preparativos usuales para el combate. El comandante fue claro cuando remarcó que cada unidad debía despojarse de todo aquello que fuese combustible y no constituyese una carga necesaria. A bordo del “Portales”, Mariano Sepúlveda recordó que aquella era una práctica usual para evitar incendios en caso de ser alcanzados por proyectiles enemigos y en la fragata “Condell”, el teniente Edwin Conn ordenó a la artillería iniciar los preparativos. “Nosotros partimos con la artillería lista, ya que en alta mar, en el Mar de Drake, cargar los cañones no es fácil” 5. 

Fue en ese momento que llegó al buque insignia un mensaje cifrado de la Comandancia Naval que alertaba a los buques sobre la inminencia de la invasión: “Prepárense para iniciar acciones de guerra al amanecer. Agresión inminente. Buena suerte”. A partir de ese momento, las tripulaciones sabían que cualquier toque a zafarrancho de combate indicaba el inicio de las hostilidades. 

A las 10.20 de ese mismo día, López Silva recibió un segundo mensaje del almirante Merino que decía textualmente: “Atacar y destruir cualquier buque enemigo que se encuentre en aguas territoriales chilenas”. Las divisiones de la Escuadra zarparon de sus fondeaderos de guerra el mismo día 19 de diciembre, a un punto situado bastante más al sur que el Cabo de Hornos, con la intención de rechazar cualquier intento argentino de desembarco en la zona litigiosa, estuviera o no apoyada por la flota naval argentina (conocida como Flomar), y aprovechar cualquier situación favorable para derrotar su poder naval 6. 

ARA 25 de Mayo 

Revista Gente 

Poco después, fuentes de Inteligencia norteamericanas confirmaron al gobierno de Chile que el ataque iba a tener lugar esa misma noche. A las 21.50 el comandante del destructor “Williams”, capitán de navío Ramón Undurraga, se encaminó a la caja de fondos de su buque para sacar la llave que abría la consola de los misiles Exocet MM-38. El oficial se hallaba vivamente preocupado porque sabía que esa noche iba a estallar la guerra y por esa razón, cuando la guardó en el bolsillo de su pantalón, sentía una tremenda responsabilidad. Sentimientos tan encontrados como la angustia, la emoción y los nervios lo invadían al mismo tiempo. 

Varias millas al este, el almirante Barbuzzi enfrentaba un terrible temporal con olas impresionantes de 12 metros de altura y un mar tan encrespado que amenazaba empeorar, situación que hacía inimaginable cualquier maniobra de aproximación a las islas 7. Y eso fue lo que ordenó transmitir a la sala de Comunicaciones del Edificio Libertad, sede del Comando Naval en Buenos Aires cuando comprendió que el clima tendía a empeorar. Ante esa situación, el Alto Mando le ordenó retromarchar en espera de una mejoría de las condiciones atmosféricas, orden que las unidades de mar procedieron a cumplir a partir de las 08.15 del miércoles 20 de diciembre. Al amanecer del día 21, la escuadra chilena abandonó las posiciones en el estrecho y se dirigió hacia el sur, a través del Mar de Drake, poniendo distancia entre sus unidades y las bases aéreas enemigas. La tarde anterior había recibido órdenes de desplazarse hacia esa zona dividida en dos secciones, la primera denominada “Acero” avanzando delante, bordeando las islas del mencionado mar, para hacer de barrera y contención y soportar sobre sí el peso del primer embate enemigo y la segunda, “Bronce”, más al sur, para responder la agresión con sus misiles. En el crucero Capitán Prat reinaba el más absoluto silencio. Esa madrugada del 22 de diciembre de 1978, el buque insignia de la Escuadra avanzaba en la soledad de los fríos canales australes hacia el mar de Drake. Al mando estaba el capitán de navío Eri Solís Oyarzún (…) En su puesto de mando, sentado frente al monitor, controlaba minuto a minuto toda la información que necesitaba saber del Prat y su entorno. Los datos que recibía le permitían tener una visión clara de lo que ocurría para dirigir con precisión las operaciones de la nave hacía el cumplimiento de la misión que se le había encomendado (…) En la cubierta superior se encontraba el comandante en jefe de la Escuadra, vicealmirante Raúl López Silva, quien observaba otro monitor que también le entregaba información vital: la disposición de los otros buques que componían la escuadra 8. 

Según la bibliografía chilena, un informe de la CIA ubicaba su escuadra en colisión directa con su oponente a las 08.00, versión que no ha sido confirmada posteriormente. 
A bordo de los buques argentinos, mientras tanto, el personal sabía que en poco más de cuatro horas la flota enemiga iba a ser detectada y por esa razón, se habían adoptado todas las medidas para iniciar acciones. Sin embargo, el temporal seguía castigando la zona y hasta parecía arreciar. Se produjo entonces un nuevo incidente que pareció indicar que las fuerzas atacantes habían comenzado la invasión. Mientras las unidades de superficie se desplazaban a través de las embravecidas aguas próximas al Cabo de Hornos, uno de los buques tuvo contacto de sonar en posición 278, clasificado como posible submarino. Transmitida la información, se recibieron instrucciones de atacarlo inmediatamente y sin perdida de tiempo se despachó hacia el objetivo al helicóptero Sea King SH-3H matrícula 2-H-231, que bajo un cielo encapotado, abandonó la cubierta del “25 de Mayo” y aún en esas condiciones, inició su trayectoria. 

La aeronave llevaba bajo su fuselaje un torpedo MK-44 antisubmarino de fabricación norteamericana dotado de cuatro secciones, la primera, ubicada en su ojiva roma, portaba el buscador de sonar activo de 75 libras (34 kg) con la ojiva de alto poder explosivo inmediatamente detrás 6. 

Al llegar al objetivo el operador se preparó para disparar pero al oprimir el obturador, el proyectil no se desprendió. El helicóptero se retiro pero su escolta arrojó varios erizos Hedgehog de origen inglés que si bien estallaron, no dieron evidencia de haber hecho impacto. Detrás del helicóptero llegó un Grumman S-2 Tracker que a las 08.45 arrojó un torpedo de idénticas características, que se perdió en las profundidades sin alcanzar el blanco. Cuarenta minutos después, el Sea King con el torpedo defectuoso se posó sobre el “25 de Mayo” y con la ayuda de personal de a bordo probó su sistema de lanzamiento que, ahora sí, disparó perfectamente. Nunca se supo que fue lo que produjo aquel eco en el sonar aunque se tiene la certeza de que no fue ninguna nave enemiga ya que en esos momentos, el único submarino con el que contaba la escuadra chilena, se hallaba en aguas del Pacífico, a varios kilómetros de distancia de allí. 

El Papa Juan Pablo II instruye al cardenal Agostino Casaroli para que anuncie su mediación En la madrugada de ese mismo día, a las 06.15, el embajador chileno ante la Santa Sede, Héctor Riesle, llamó al Ministerio de Relaciones Exteriores de su país para informarle a su titular que el cardenal Agostino Casaroli, secretario de Estado del Vaticano, le había manifestado que el Papa Juan Pablo II, estaba dispuesto a intervenir personalmente para evitar la guerra. El funcionario pontificio proponía enviar un representante a ambas capitales con el objeto de obtener información directa y concreta sobre la posición de cada parte, cosa que también hizo saber al representante argentino en la Santa Sede. Se supo además, que el nuncio apostólico en Buenos Aires, monseñor Pío Laghi, había hecho las gestiones correspondientes y que el mismísimo cardenal primado, Raúl Primatesta, había enviado un cable urgente a Roma, fechado el 19 de diciembre, rogando al Santo Padre su inmediata intercesión. 

Ni bien terminó de hablar con Riesle, Cubillos salió corriendo hacia La Moneda para comunicar la novedad a su presidente quien, después de escuchar con suma atención, le ordenó responder inmediatamente, de manera afirmativa. La respuesta argentina llegó a las 13.30 y cayó como una bomba en los medios gubernamentales del vecino país; se trataba de un “no” rotundo que dejó perplejos a los funcionarios chilenos, quienes se miraron entre sí, primero asombrados y después vivamente indignados. Estábamos reunidos todos los miembros del comité asesor con el ministro [relataría años después Enrique Bernstein], cuando conocimos su texto. Al escucharlo, no pude menos que recordar las notas cruzadas entre las cancillerías europeas en vísperas de la Primera Guerra Mundial. No sólo se eludía contestar la propuesta de Chile, sino que se lo culpaba de actos contrarios al derecho para `intentar reivindicaciones sobre espacios insulares y marítimos de soberanía argentina. Terminaba expresando que nuestra nota, al persistir en la posición asumida, `no permite hallar las fórmulas adecuadas para garantizar el proceso negociador 10. 

Tras cartón, llegó una segunda noticia que dio indicios a Santiago de que la guerra había comenzado. El empresario chileno Andrónico Luksi Abaroa, representante en la Argentina de la empresa Ford, se aprestaba a retirar una carga de camionetas en el puerto de Ingeniero White, Bahía Blanca, cuando funcionarios de gobierno argentino aparecieron con un decreto confiscando la partida. “Por encontrarse la República en estado de guerra, requísase”, decía escuetamente la orden. “Ahí comenzamos a darnos cuenta de que la situación no tenía vuelta”, explicaría Cubillos años después. Fue entonces que Pinochet ordenó a sus ministros poner en práctica todas las medidas contempladas para el inicio de las hostilidades y el resguardo de la población civil. Se dice que ese mismo día Estados Unidos le entregó fotografías satelitales que mostraban a los trasandinos los desplazamientos de la escuadra argentina. 

Ilustraciòn del despliegue de la Flota de Mar Argentina 

Despliegue de Submarinos argentinos en el Teatro de Operaciones 

Hawker Hunters chilenos 

Movilización Argentina hacia el sur, diciembre de 1978 

A las 17.30 del 20 de diciembre las unidades de tierra argentinas tomaban posiciones e iniciaban aprestos para iniciar la invasión. En el sector de Morro Chico, veintiséis tanques Sherman M-4 Repotenciados con cañones de 105mm y otros ingenios, encendían sus motores y la artillería antiaérea enfocaba sus miras sobre los objetivos. Casi al mismo tiempo, aviones Skyhawk A4Q despegaban del “25 de Mayo” y veinte minutos después aterrizaban en la Base Aérea de Río Grande donde los esperaba personal técnico listo para trabajar en su puesta a punto y acondicionamiento. Para contrarrestar el ataque, los chilenos desplazaron hacia Cabeza de Mar doce tanques Sherman M-4 y numerosos cañones de 105 mm, en tanto tropas a bordo de camiones enfilaban presurosamente hacia Morro Chico. 

A las 11.30 tuvo lugar un nuevo incidente aéreo del que fue protagonista el Skyhawk A4Q del teniente de navío Marcelo Márquez, quien moriría heroicamente en combate, menos de cuatro años después, en la guerra del Atlántico Sur. A esa hora, el aparato interceptó a un tercer Aviocar CASA 212 (posiblemente el N145) que volaba en dirección este en busca de la flota argentina. Márquez apuntó e inmediatamente después se comunicó con su base solicitando permiso para su derribo. 

-Solicito autorización para derribo de aparato enemigo. 
-Negativo Bronco, negativo – fue la respuesta. 
Márquez se sorprendió pero todavía no se podía disparar. El aparato chileno abandonó la búsqueda y huyó velozmente hacia San Sebastián, aterrizando media hora después en Punta Arenas.El piloto argentino emprendió el regreso e hizo lo propio en Río Grande donde procedió a pasar el informe en la sala de pilotos, ofreciendo un relato pormenorizado de su encuentro. 

Pinochet presidía una ceremonia de graduación de oficiales en la Escuela Militar “Libertador Bernardo O’Higgins” cuando su edecán, el coronel Jorge Ballerino, se le acercó presuroso para entregarle un mensaje urgente proveniente de Punta Arenas. El presidente leyó su contenido en silencio e inmediatamente después guardó el papel en uno de sus bolsillos. Las acciones daban comienzo. Pedro Daza, enviado especial de la Cancillería chilena en Washington, estaba pronto a solicitar en la OEA la urgente convocatoria del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) cuando el CAPE (Comité Asesor Político Estratégico) se reunía en el 10º piso del Edificio Diego Portales para resolver si se recurría a la Corte Internacional o no. Se sabía que en caso de hacerlo, la Argentina tomaría el hecho como “casus belli” y ya no habría vuelta atrás, según lo había manifestado el ministro del Interior argentino Albano Eduardo Harguindeguy al embajador chileno en Buenos Aires, Sergio Jarpa Reyes. Por esa razón, después de escuchar en silencio los alegatos, Pinochet resolvió postergar la iniciativa 24 horas más. 

Mientras tanto, la oficina de Inteligencia chilena intentaba obtener más información a través de su espía en la capital argentina, Enrique Arancibia Clavel, un nativo de Punta Arenas a quien se acusaba de estar implicado en el asesinato de su compatriota, el general René Schneider, el 25 de octubre de 1970, a quien se le requería información permanentemente 11. 

El 21 de diciembre el alto mando argentino puso en marcha la Operación Soberanía. 


Sherman Repotenciados Argentinos con cañones de 105mm y mejores en los sistemas motores y de comunicaciones, 1978 

A las 22.00 de ese día (hora H-1), la Infantería de Marina (Batallones 4 y 3) debería ocupar las islas y la boca oriental del canal. La ofensiva terrestre tanto en Tierra del Fuego como en el continente, debía comenzar a las 24.00 (hora H-2) con el V Cuerpo de Ejército ingresando desde Santa Cruz hacia Punta Arenas, Puerto Natales y Puerto Aden, con el objeto de asegurar el área una vez aniquilada toda resistencia enemiga. Cumplido ese objetivo, la unidad transferiría parte de sus efectivos (un tercio) en apoyo del III Cuerpo de Ejército que en la región central debía operar sobre la capital del país y Osorno a través del paso Puyehue y desde ese punto seguiría hacia el sur en dirección a Puerto Montt, apoyada por el avance de la II Brigada de Caballería Blindada. A las 06.00 del 23 de diciembre (hora H-8) la Fuerza Aérea y la Aviación Naval procederían a la destrucción de la escuadra enemiga y la conquista Puerto Williams en el litoral marítimo magallánico, con el apoyo de la Flota de Mar, de acuerdo a lo contemplado dentro de la Fase I del plan. 

Un mowag argentino junto a un Helicoptero UH EA 

Tanques AMX 13 argentinos 

La Fase II preveía la entrada del III Cuerpo de Ejército en dirección a Santiago, Valparaíso y Puerto Montt por los pasos Los Libertadores, Maipú y Puyehue, cortando el país en cuatro y conquistando el máximo de territorio posible con el apoyo de la Fuerza Aérea, que llevaría a cabo bombardeos estratégicos sobre posiciones enemigas y objetivos puntuales en ciudades y carreteras. Mientras eso ocurría, el II Cuerpo de Ejército permanecería expectante en la frontera con Brasil y la II Brigada con asiento en Comodoro Rivadavia se mantendría en sus posiciones como reserva estratégica 12. 

Mientras se desarrollaba la invasión terrestre, la Armada lanzaría sus diferentes grupos de tarea, el primero (GT1) en apoyo del desembarco en las islas del canal y el segundo (GT2) impidiendo cualquier avance de la escuadra enemiga en dirección al Atlántico, mientras brindaba apoyo a las tropas que tomarían la isla Gable, paso previo a la captura de Puerto Williams. 


En tanto se desarrollaban esas operaciones, a la hora H-2, el aguerrido Batallón de Infantería de Marina 5(BIM5) que se cubriría de gloria en Tumbledown tres años después, ocuparía y desalojaría a las fuerzas oponentes apostadas en los archipiélagos Freycinet, Hershell, Wollastron, Deceit y Hornos, sujetando a control, de ese modo, los territorios del extremo austral y el paso interoceánico. 

La Fuerza Aérea bombardearía objetivos en Punta Arenas, Puerto Williams, Talcahuano, Puerto Montt y Santiago buscando como blancos principales edificios militares y políticos, puertos, aeropuertos, bases militares, puentes, diques, carreteras y depósitos de combustible, contando con que para el amanecer y las primeras horas del 23 de diciembre, su par chilena estaría si no destruida en su totalidad, reducida en un 75%. Para ello tenía que alcanzar los objetivos a vuelo bajo, evitando la detección por parte de los radares para atacar con sus misiles guiados por calor en el momento en que las aeronaves chilenas estuviesen a punto de despegar o calentando sus motores en la cabecera de las pistas. La idea era acabar con máquinas y pilotos y de ese modo, neutralizar completamente esa fuerza. 


Esa parte del plan había sido denominada Operación Muerte Súbita y consistía en ataques relámpago, de ese modo, quedaría neutralizado todo apoyo logístico y operativo dejando al país sin cobertura aérea y obteniendo, de ese modo, el absoluto control de los cielos. 
De acuerdo a los planes elaborados por el alto mando, se lanzaría sobre la Base Quinteros al denominado Grupo Juliet, integrado por dos bombarderos Canberra MK-62 apoyados por dos Mirages III EA; sobre las bases Pudahuel, El Bosque y Cerrillos contra las que operaría el Grupo Lima, integrado por cinco Skyhawk A4B, cinco A4C, cuatro Mirages III EA en misión de cobertura y tres Canberra MKI-62; sobre Concepción, Temuco y Valdivia, donde lo haría el Grupo Kapa, conformado por tres Canberra MK-62, cinco A4B, cinco A4C y cuatro Mirages III EA; en El Tepual que el Grupo Foxtrot alcanzaría con cinco A4B, cinco A4C y cuatro Mirages III EA y finalmente Cohayque donde el Grupo Papo atacaría con cinco A4B y cinco A4C. 
La Defensa Sur Austral para el caso de un ataque aéreo enemigo, estaría a cargo del Grupo Sur de la Aviación Naval formado por los once Skyhawk A4Q que operaban desde el portaaviones “25 de Mayo” y desde la Base Aérea de Río Grande, donde habían sido desplegados siete Aermacchi MB-339/A y un número no determinado de monoplazas North American F-86 de reconocimiento y Mentor T-34 apoyados por ocho Skyhawk A4B y siete A4C del Grupo 6 de Caza de la FAA. Fueron primordiales también los Hércules C130 para el transporte de tropas y equipo pesado. 

Mirage y Skyhawks de la Fuerza Aérea Argentina en reposo 

Lo que el alto mando argentino no pudo preveer fue que el 21 de diciembre el clima empeoró con fuertes lluvias, vientos huracanados y olas de más de 12 metros de altura que impedían toda aproximación a los objetivos y mucho menos, operar con la aviación. Aún así, el contralmirante Barbuzzi mantenía el rumbo hacia la zona de operaciones, aguardando el momento que el meteoro amainase y de ese modo iniciar las acciones. Ese mismo día, a las 22.00, el canciller Hernán Cubillos se hallaba reunido con sus colaboradores más inmediatos cuando fue notificado que tenía un llamado urgente. Al atender el teléfono escuchó atentamente lo que se le decía y después de cortar, informó a su equipo de colaboradores que la invasión había comenzado: “Se me acaba de comunicar que aviones de nuestra armada han detectado en la zona del Cabo de Hornos, navegando en posición de ataque, a la flota de guerra argentina. Hay una observación permanente. Se acentúa el control en el área. Nuestra armada ya ha tomado posiciones. El llamado a actuar será cursado en cuestión de minutos”. En el Canal de Beagle, el vicealmirante López Silva recibió un nuevo mensaje del almirante Toribio Merino: “Zarpar de inmediato y entrar en combate contra los argentinos”. 


Ese era el clima que imperaba a ambos lados de la cordillera cuando el gobierno de Pinochet invocó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y solicitó una reunión urgente de Consulta Hemisférica para denunciar a la Argentina como país agresor mientras se buscaba una salida diplomática que evitase la guerra. 

Chile contaba con unos 24 A-37 Dragonfly 

Por problemas de repuestos y el embargo de la enmienda Humprhey-Kennedy, menos de seis F-5 chilenos estaban disponibles para el combate a fines de 1978. Tenìan la prioridad absoluta en carburante, puesto que en cuanto comiencen las acciones, estas comenzarían a escasear 

En el interior de las aeronaves, comandos y tropas de elite aguardaban en silencio, mientras sujetaban con fuerza las armas en sus manos enguantadas, cubiertos sus rostros con betún y sus cabezas con gorros de lana negros. Pilotos y tripulantes se mantenían en alerta, listos para remontar vuelo y en el continente, miles de soldados se aprestaban a iniciar el avance. La moral era alta y las ansias de combatir grandes pero las horas pasaban y nada parecía indicar que el tiempo fuese a mejorar. 

Infantes de marina chilenos en algún lugar del sur, diciembre 1978 

Infantes de Marina Argentinos a ser abordados 

Los chilenos ASEGURAN que a las 19.19 horas un nuevo CASA 212 pudo confirmar la posición de la flota argentina a 134º, 120 kilómetros al sudeste del Cabo de Hornos, en medio de una fuerte tempestad pero lo que sus radares detectaron fueron rumores hidrográficos emitidos por embarcaciones estadounidenses que navegaban cerca de ese punto. 
En horas de la tarde el comando naval le ordenó al capitán de navío Pablo Wunderlich que desplazase a sus cuadros hacia la isla Nueva porque ese iba a ser el primer objetivo del enemigo. Y en ese sentido, el oficial alistó a los 150 efectivos de elite de su destacamento de Infantería de Marina y a bordo del destructor “Serrano”, se dirigió a ese destino, tomando posiciones a la vista del enemigo. 

En su DELIRIO DEDUCTIVO, los chilenos aseguran que el mensaje enviado por el almirante Merino tuvo que ser necesariamente escuchado por la flota argentina, lo que, seguramente, según textuales palabras, debió ser una “mala noticia para ellos porque quería decir que la escuadra chilena conocía su posición y quedaban obligados a batirse antes de poder intentar el desembarco en las islas”. El capitán John Howard (jefe del Estado mayor de la zona) asevera que “cuando los trasandinos recibieron este mensaje no les debe de haber gustado nada”. 

Resulta increíble que gente que se precia de entender de estos temas piense que la Armada Argentina no tuviese en cuenta la posibilidad de ser detectada y no imaginase que iba a entrar en combate cosa que, por otra parte, nunca ocurrió. 

La escuadra chilena en 1978 

Esa misma noche, a las 23.00, otro avión de exploración informó que había detectado a la flota moviéndose en cercanías de las islas del Canal y que uno de los buques ya estaba desembarcando tropas. Eso hizo cundir el nerviosismo entre las fuerzas chilenas apostadas en la región pero enseguida se supo que la tripulación de la aeronave había confundió el objetivo pues lo que aparecía en sus pantallas en esos momentos eran en realidad, las torpederas chilenas “Quidora”, “Fresia”, “Tegualda” y “Guacolda” que se desplazaban por ese sector. Las unidades de mar del vicealmirante López Silva fueron informadas rápidamente del error y eso evitó que las mismas fuesen atacadas por fuego propio. 

Finalmente, el alto mando argentino dio la orden de iniciar el ataque y a poco de recibida la misma, el contraalmirante Barbuzzi impartió las directivas correspondientes, lo que se hizo en pleno temporal, en medio de las embravecidas aguas del Cabo de Hornos En la noche del 21 al 22 de diciembre de 1978, después de 20 días en alta mar y por lo menos una postergación del inicio de las hostilidades, los buques argentinos atestados de tropas y equipo de desembarco, seguían su avance hacia la zona de conflicto para iniciar la operación anfibia de mayor envergadura en la historia de América. 

Había comenzado la invasión…. O no. La invasión debió haber comenzado a las 22.00 del 21 de diciembre pero con el temporal incrementando su furia, la misma debió postergarse. Los helicópteros aguardaban en cubierta la orden de partir pero la tormenta no cesaba y el embravecido mar sacudía con creciente violencia a las naves, impidiendo el inicio de la operación. 


Nota 
1 Escuadrón Fénix. Veteranos de Guerra http://www.escuadronfenix.org.ar/historia.php. 
2 Informe de la Oficina de Inteligencia de los Estados Unidos, “Informe Semanal de Eventos OMN” del 16 de agosto 1978. 
3 El portaaviones presentaba a babor y estribor un novedoso sistema de defensas, consiste en gruesas redes antitorpedos destinadas a detener cualquier proyectil antes de que alcanzase su casco. 
4 Quien esto escribe pertenece a la clase 1957 que junto a la anterior, fueron eximidas del servicio militar por la modificación llevada a cabo en 1976. En ningún momento esas clases fueron convocadas. 
5 Capital.cl Nº 237 (http://www.capital.cl/reportajes-y-entrevistas/el-a-o-que-vivimos-en-peligro.html), 17 de septiembre al 2 de octubre de 2008. 
6 Ídem. 
7 Así se lo hizo saber, tiempo después, a Monseñor Pío Laghi en Buenos Aires. 
8 Patricia Arancibía Clavel, Francisco Bulnes Serrano, La Escuadra en Acción 1978. El conflicto del Beagle visto a través de sus protagonistas, Editorial Randon House Mondadori, Santiago, noviembre de 2004, Cap. 
9 La segunda sección contiene la guía y giroscopios, en la tercera se encuentra la batería de 24 kilovatios de agua de mar que utiliza cloruro de plata y los electrodos de magnesio con agua de mar que actúan como electrolitos y por último, la sección de propulsión que alberga el motor eléctrico, cuatro aletas de control rectangular y las dos hélices. 
10 Enrique Bernstein Carabantes, Recuerdos de un diplomático ante el Papa mediador 1979-1982, Vol IV, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1989 p. 27. 
11 Treinta y tres años después, el 28 de abril de 2011, Arancibia aparecería muerto en su apartamento de Buenos Aires, asesinado por un amante que le habría sustraído 35.000 dólares. 
12 Alguna vez se llegó a insinuar, sin demasiados fundamentos, que finalizadas las operaciones contra Chile, cubiertas sus espaldas por la ausencia de un potencial enemigo y confiscado su arsenal militar, la Argentina iniciaría operaciones en el sur de Brasil. 


A4 Q de la Aviación Naval. Aunque la ilustraciòn representa a un momento de 1982, no es muy dificil imaginar que algo asi pudo de haber sucedido en diciembre de 1978 

Fuente: Histamar - La crisis del Beagle de 1978

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A.R.A SANTISIMA TRINIDAD

A.R.A SANTISIMA TRINIDAD

LA Salud de los VGM

SALUD DE LOS VETERANOS DE GUERRA DE MALVINAS: miradas, sentires y propuestas María Alejandra Silva 1. Introducción: El propósito del presente trabajo es realizar una indagación exploratoria desde el punto de vista de la esfera analítica concerniente a las políticas públicas, visualizando a través del mismo la problemática que presenta este sector social y las principales acciones que se tomaron (y las que se dejaron de tomar) con relación a él durante en estos 25 años transcurridos desde el conflicto en1982. La guerra constituye un hecho traumático para la sociedad en general. Es un suceso extraordinario que siempre deja secuelas, como indica la Organización Mundial de la Salud. Genera daños irreversibles, físicos y psíquicos y sociales, tanto en las personas que participan directamente como en el grupo familiar. De modo que la vida de estos jóvenes, tuvo un parangón en un antes y después de la guerra en la salud, en su inserción social y significó una carga emocional importante para quienes participaron en ella, la relación con su familiares, amigos, conocidos, dió un vuelco radical. Con la pérdida de la guerra, ya no se lo consideraban héroes, sino que eran vistos y condenados simbólicamente por la sociedad, dándoles la espalda y evitando hablar sobre este suceso. En ese sentido cabe rescatar las palabras de un soldado: “Imagínate que en cada uno de nosotros hubo 3 (tres) personas diferentes. Hubo un Eduardo antes de Malvinas, que fue otra persona durante la guerra, y hay un Eduardo que vuelve. ¡Yo no soy el mismo que era antes! “ (Eduardo, 2006) Sin embargo, pareciera que hasta el momento es difícil comprender que “La salud es un derecho humano y parte fundamental del derecho a la vida, así como un deber del Estado”, el cual ha sido negado a los protagonistas de dicha contienda. Esto ha sucedido en la guerra y en la posguerra, en el gobierno militar y en los sucesivos gobiernos democráticos. Incluso, esta violación del “derecho humano a la salud” la padecieron en la guerra y en la posguerra tanto los exsoldados conscriptos como los exsoldados que habían optado por una carrera militar. En ese mismo sentido, paradójicamente se suele hacer “memoria“ sobre la historia de vida de los que sufrieron la violación de los derechos humanos durante la ultima dictadura militar dejando al costado la historia de estos jóvenes que en su mayoría solo tenían 18 años de edad, cumpliendo el servicio militar obligatorio . En ese sentido cabe destacar las palabras de María Laura Guembe, quien junto al historiador Guillermo Lorenz publican el libro “Cruces: idas y vueltas de Malvinas”: Cuando un ex combatiente de Malvinas entra a un organismo de derechos humanos, no es un afectado mas por la dictadura: es un ex combatiente de Malvinas. Y es una diferencia abismal. Nos interesa trabajar Malvinas para encontrar la respuesta de ese abismo. Por que el terrorismo de Estado se piensa solo a partir de la ESMA” (sosa, 2007). Asimismo, las políticas “públicas” destinadas a este grupo social fueron en su generalidad insuficientes, siendo las políticas sociales las menos consideradas. Por el contrario, lo que predomina es un halo de retórica política que hizo y hace erupción en fechas patrias, como un tema de rigor. Por el contrario, los derechos conseguidos por los V.G. de Malvinas han sido fruto de su lucha, reclamo y trabajo con la comunidad, pero nunca han sido otorgados por la sola decisión de algún político de turno. No solo es la experiencia misma (la guerra) lo que le da una jerarquía distintiva a este grupo, sino el hecho que su reclamo y demanda hacia Estado tiene raíz en una exigencia que este último les hizo en el pasado: ir a una guerra para defender su soberanía (en este caso recuperarla). En palabras de Guber: ”La guerra constituye, en efecto, la donación máxima de un familiar y la expresión más evidente de la desigualdad implícita en esta reciprocidad supuestamente igualitaria entre Estado y sociedad” . Claro, este implícito genera responsabilidades del Estado hacia a aquellos a los que se pidió su sacrificio o, en su defecto, a sus allegados más próximos o principales afectados por las secuelas que quedaron por este “pedido” del Estado: “Pero el Estado debe compensar al ciudadano herido o a los parientes del muerto por haber tomado un hijo, un esposo o un padre de esa familia. Y si se trata de un herido, las Fuerzas Armadas tienen la obligación de garantizar tratamiento médico y psicológico por el tiempo que sea necesario” . Estas atenciones se vuelven un deber del Estado – cualquier sea el gobierno de turno que lo dirija – hacia a aquellos a quienes ordenó incursionar en una operación bélica (en el caso de los militares de profesión) o a los que impuso una “carga cívica” (en el caso de los conscriptos) (Vázquez y Silva, 2006. Se estima que alrededor de 191 millones de personas murieron en el Siglo XX como resultado de conflictos armados. Hoy la guerra sigue siendo una alternativa política como en 1982. En el mundo, en el año 2004, se gastaron en armas de guerra 1.040 millones de dólares según el Instituto Internacional de Investigaciones por la Paz de Suecia (SIPRI). Tan solo una rebaja del 1% sería suficiente para sentar frente a un pizarrón a todos los niños del mundo, señala Carlos Fuentes en el libro “En esto creo”. Lo criminal es que con el medio % del gasto en armamentos se podría resolver el problema alimentario de todo el mundo” concluye Ernesto Sábato en el libro “Antes del Fin”. Las guerras y conflictos destruyen familias, comunidades, naciones, culturas y ambiente. Los sobrevivientes pueden quedar incapacitados o estigmatizados de por vida. El daño psicológico producido por la guerra es incalculable. Dinero y recursos que podrían ser empleados en reforzar servicios de salud son desviados a la preparación para la guerra, promoviendo más adelante el aumento de costos del conflicto armado. El poder militar es muy a menudo usado para defender e incrementar las ventajas económicas y políticas de las naciones ricas. Un claro ejemplo es el rol del segundo conglomerado de empresas farmacéuticas y petroquímicas más grande del mundo (grupo IG Farben) durante la primera mitad del siglo XX en el ascenso de Hitler y en la segunda guerra mundial. En el Consejo de Crímenes de Guerra de Nuremberg de 1947 contra los directores del cartel IG Farben, algunos de ellos fueron declarados culpables y condenados por cometer crímenes contra la humanidad, como masacres, pillaje y otros delitos. El Consejo de Crímenes de Guerra de Nuremberg también desmanteló el cartel IG Farben, que se disolvió en las empresas Hoechst, Bayer y BASF. (Matías Rath, 2003) Este hecho se sostiene a lo largo de todo el siglo XX, pues la industria farmacéutica identifica deliberadamente el cuerpo humano como su ámbito de mercado con el objetivo de generar más riquezas. Pero como esta industria está siendo desenmascarada como un negocio fraudulento organizado, necesita de la escalada de la crisis internacional, una serie de conflictos militares que causarían deliberadamente el uso de armas de destrucción masiva y el desencadenamiento de una guerra mundial. Sólo entonces se podía dar una situación psicológica mundial que permitiera el abandono de los derechos civiles, la aprobación de leyes marciales y la aplicación mundial de leyes proteccionistas, de forma que los acusados pudieran continuar su «negocio con las enfermedades» y otros delitos. De este modo, no fue ninguna sorpresa que las dos naciones líderes en la exportación de productos farmacéuticos, los Estados Unidos de América y Gran Bretaña, encabezaran la actual crisis internacional e instigaran la guerra contra Irak. Con la elección de George Bush, el grupo de inversión Rockefeller conseguía el acceso directo a la Casa Blanca y el Pentágono, así como a las decisiones políticas allí adoptadas. Una influencia similar ejerció el grupo Rothschild sobre el gobierno de Tony Blair en Gran Bretaña. (Ibídem) También hay otra industria que progresa a causa de las guerras: la de las prótesis. Esto lo señala Dennis Clarke traumatólogo del centro médico militar Walter Reed, en Washington D.C. El dispositivo comúnmente más necesitado por los veteranos de Irak es el brazo bioeléctrico, cuyo precio está entre los 25.000 dólares y los 35.000 (según el Dr. Kaiser). La rodilla microprocesador C-Leg cuesta 50.000 dólares, con costes adicionales de componentes. Tecnologías caras incluso cuando estas cifras dejan de incluir los costes de otros cuidados médicos de los veteranos, como la cirugía, medicación, recetas médicas y terapia física. La guerra prácticamente crea un arquetipo de "supersoldado" con miembros biónicos y un gusto vengativo por el combate que corroe sus venas. La focalización en el servicio activo inhibe el considerar otras alternativas, salvar dinero y vidas, lejos de esta guerra. La creación del guerrero herido invencible sirve de propaganda para la maquinaria de guerra. (Klatzker, 2006). En Argentina la apelación a la guerra en 1982 también fue parte de una propaganda que pretendía mostrar a los militares como “guerreros invencibles”, capaces de enfrentarse a una potencia del primer mundo, al tiempo que se legitimaban en el gobierno nacional en momentos en que se estaba manifestando la oposición política al régimen (luego del levantamiento de la veda política en 1981 y la marcha opositora del 30 de marzo de 1982). Esto es confirmado por una publicación: la revista porteña “La Semana”. Se refiere a la nota del periodista norteamericano Jack Anderson basada en valiosa documentación secreta de la CIA y el Pentágono. Allí Anderson indica que la Junta Militar adopta la decisión final de atacar por las cinco razones siguientes: • Desviar las criticas internas contra la Junta Militar y la atención publica. • Echar las bases para un reclamo de los depósitos petroleros que se creía existentes cerca de las islas • Autentico deseo de Galtieri de reclamar las Malvinas para los argentinos • Temor del debate que podría iniciarse sobre la desaparición de miles de argentinos si alguna vez llegaba un gobierno civil. • Si las Malvinas hubieran caído fácilmente sin una reacción británica, Galtieri tenia la intención de actuar en relación con el problema del Beagle. El interés por prometedores indicios de existencia de petróleo en las cuencas oceánicas submarinas próximas a las islas Malvinas provino de diversas fuentes como: empresas transnacionales inglesas y el ente petrolero argentino, Yacimientos Petrolíferos fiscales (Ej. Banco Burwood). Esta información surge del “Informe Griffiths” solicitado por el gobierno ingles y presentado en 1975 al Foreign Office en forma reservada. Los datos del informe se basaban en los estudios gravimétricos realizados por los barcos oceanográficos "Shackleton" y "Endurance" durante el periodo 1971-1974, que ya habían provocado una dura reacción del gobierno argentino del momento.(Moneta, 1984). Un párrafo aparte merece el tema del interés militar por las Malvinas, según consta en varios escritos. En primer termino, Martín Berger asegura en el libro “El rescate de las Malvinas” que la reconquista de las islas era un anhelo de muchos años antes de 1982, de modo que incluso los gobiernos tenían un plan operativo que se fue actualizando diariamente desde 1980. En segundo lugar, Cardoso, Kirschbaum y Van Der Kooy aseveran algo similar a Berger aunque difiere en las fechas. Ellos afirman que Anaya tenía un plan para recuperar las islas Malvinas desde 1977 cuando comandaba la Flota de Mar encargado por el comandante E. Massera por si en un momento el ejercito tomara el poder, el cual fue cajoneado . Este fue desempolvado por los jefes de la Aviación Naval, Carlos García Boll, de la Flota, Gualter Allara, y de la Infantería de Marina, Carlos Busser, en 1982 luego de ser convocados por Lombardo (previa orden de Anaya). Estos periodistas señalan que Anaya tenia una idea atesorada durante mucho tiempo: un operativo para recuperar las islas Picton, Lennox y Nueva en poder de Chile que se vio frustrado por la oportuna mediación de la iglesia católica, a través del Papa Juan Pablo II. Hasta el momento, la mayoría de los escritos sobre Malvinas hacen referencia a: los recursos naturales, los hechos histórico-políticos, el escenario internacional y los intereses militares. Pero muy pocos se refieren a lo vivido por estos excombatientes: la salud, el impacto en la familia, la reinserción laboral y social. Con respecto a los veteranos de guerra argentinos, más allá de que no contaron con una asistencia psicológica e incluso médica en la guerra y en la posguerra, se produjo en torno a ellos un vacío social, como así también un proceso de desmalvinización por parte de las autoridades. La secuela derivada de un evento traumático como la guerra varia según sea la estructura psíquica del sujeto, la historia de vida previa familiar y social, los elementos subjetivos y objetivos con que contara para su elaboración (los recursos con que cuente a nivel familiar, económico como en las estrategias de vida propias de un grupo social o clase social) de un tiempo y lugar determinado. No es lo mismo vivir y trabajar en la capital federal que hacerlo en la ciudad de Quitilipi (Chaco). Hay algunos en los que se observa mas la secuela de la guerra que en otros. El problema de salud no es el mismo para todos los V.G. Cabe indicar que: “Trauma es una agresión recibida desde afuera que por su intensidad le es imposible al sujeto asimilarla utilizando los mecanismos defensivos apropiados, la guerra es, indudablemente un hecho traumático. Siempre implica consecuencias en la trama psíquica del sujeto que influirán en su vida posterior”. La posibilidad de superar sus consecuencias varían. En Israel los estudios demuestran que son diferentes los efectos sufridos por los participantes de cada una de las guerras que han debido vivir. ( Benyakar) Es común encontrar bibliografía sobre el SPT en los V.G., en su mayoría de origen anglosajón. Cabe señalar que el SPT implica definir un agente etiológico que se encuentra fuera de la persona (el evento traumático) en contra de un déficit inherente a ella (neurosis traumática). Para entender el concepto de PTSD se debe partir del concepto de trauma. El evento traumático fue considerado como un estresor catastrófico que se encuentra fuera del rango de la experiencia humana común (Friedman, 1997). Sin embargo no es lo único que le sucede a esta población, porque la salud no Salud no es igual a “Medicina”, Salud no es igual a “Atención Médica”, Salud no es igual a “acceder a medicamentos”. La salud está determinada principalmente por las condiciones sociales de los sujetos. Es decir, su participación en los medios de producción, sus recursos simbólicos y materiales, sus relaciones familiares y sociales, su historia y costumbres. La salud y la enfermedad son resultado de procesos sociales macro, que producen distintas modificaciones de acuerdo a las características socioculturales, educacionales y económicas de los pueblos. Asimismo esta íntimamente relacionado con el papel de los gobiernos y la sociedad civil que hasta el día de hoy los margina en lo laboral y en la salud, en lo educativo y cultural. De modo que el perfil de salud-enfermedad que posee una población, en este caso, los V.G. Malvinas es el resultado de un proceso político-militar que a los 18 años lo lleva a una guerra, pero también se construye como resultado de las políticas de trabajo, vivienda, educación y salud y de los procesos sociales de los sucesivos gobiernos democráticos. Se observa que a pesar de haber estado poco tiempo en un conflicto bélico (74 días), son muchas las consecuencias físicas y psíquicas en los ex soldados (e incluso en quienes estaban en tierra esperando). Expuestos a hambre u frío (86%), bombardeos, agua (72%), a explosivos (64%), esfuerzos físicos (66%), ruidos (81%), a riesgo de muerte (84%). Por lo tanto, para modificar las condiciones de salud y este perfil de morbi-mortalidad, deben realizarse cambios sociales a nivel de los procesos sociales y políticos antes mencionados. A los fines analíticos este escrito se encuentra divido en los siguientes tópicos: un poco de historia en la guerra química y biológica, el derecho a la salud en la guerra de Malvinas, el derecho a la salud en la posguerra, las secuelas en salud y el impacto en la familia; los logros a partir de las luchas de los mismos veteranos de guerra y las políticas de salud. 2. Un poco de historia: los daños a la salud en la guerra química y biológica. Es difícil hacer un recorte histórico y comenzar a debatir sobre los riesgos a la salud derivados de la guerra, pues la historia de la humanidad esta inundada de conflictos sangrientos. Hasta principio del siglo XVII, hasta la guerra de los Treinta Años, a grandes rasgos, la disciplina militar no existía. Lo que había era un pasaje constante del vagabundeo al ejercito (reclutada durante un tiempo, se aseguraba la comida-saqueo- y el alojamiento). A mitad del siglo XVII la disciplina militar comienza a ser la confiscación general del cuerpo, del tiempo, de la vida, ya no es una sustracción de la actividad del individuo, es una ocupación de su cuerpo, su vida y su tiempo. Desde el siglo XVIII necesita el ejercicio corporal, que es un adiestramiento del cuerpo, de la habilidad, la marcha, la resistencia, los movimientos elementales. Sin embargo, en este caso solo se hace una referencia escueta a los años que van de la 1ra guerra hasta la actualidad. Un organismo reconocido en salud a nivel mundial es el CDC (Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) posee numeroso material sobre las armas químicas y biológicas utilizadas en varios conflictos armados. En la Primera Guerra mundial se refiere a lo que ha envenenado a las personas y ha sido causado por la exposición a un agente vesicante o a un agente que causa ampollas. Entre los vesicantes se incluyen mostaza destilada (HD), gas mostaza (H), lewisita, mostaza-lewisita, mostaza T, mostaza nitrogenada, oxima de fosgeno, mostaza sesqui y mostaza azufrada. Los vesicantes son compuestos químicos altamente reactivos que se unen a proteínas, ADN y otros componentes celulares causando cambios celulares inmediatamente después de la exposición. Según el tipo de vesicante al cual se ha visto expuesta la persona, los efectos clínicos pueden presentarse inmediatamente (como ocurre con la oxima de fosgeno o la lewisita) o pueden demorarse en aparecer de 2 a 24 horas (como ocurre con las mostazas). Después de la exposición, los efectos clínicos más comúnmente encontrados incluyen efectos en la piel (eritema y ampollas), respiratorios (faringitis, tos, disnea), oculares (conjuntivitis y quemaduras) y gastrointestinales (náusea y vómito). Las formas más probables de exposición son la inhalación, el contacto con la piel y el contacto con los ojos. En la Segunda Guerra Mundial, los alemanes utilizan cianuro, cuya denominación militar es AN (para el cianuro de hidrógeno) y CK (para el cloruro de cianógeno). Bajo el nombre Zyklon B, se utilizó como agente genocida por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, siendo la forma de exposición: al respirar el aire, beber del agua, comer los alimentos o tocar la tierra que contiene cianuro. Cabe indicar que El cianuro evita que las células del cuerpo reciban oxígeno. Cuando esto ocurre, las células mueren. Es más dañino al corazón y al cerebro que a otros órganos El CDC señala que también haya sido utilizado junto con otros agentes químicos contra los habitantes de la ciudad kurda de Halabja, al noreste de Irak, durante la guerra Irán-Irak en la década de 1980. Existen dos productos que fueron elaborados por Alemania como agroquímicos y que luego se usan en la guerra. Uno es el pesticida sarín desarrollado en 1938 y otro es el insecticida somán creado en 1944. El sarín fue empleado en la guerra Irán- Irak e 1980 y en dos ataques terroristas en Japón en 1994 y 1995. Es un agente nervioso, es uno de los agentes químicos de guerra más tóxicos y de más rápido efecto que se conocen. Son mucho más potentes que los pesticidas organofosforados. A diferencia de algunos pesticidas organofosforados, los agentes nerviosos no han sido asociados con problemas neurológicos que duren más de 1 a 2 semanas después de la exposición. Por otro lado, el somán también se conoce como "GD". Si se produce la liberación del somán en el aire, las personas pueden estar expuestas por medio del contacto con la piel, el contacto con los ojos o por la inhalación (respiración) de los vapores. El somán se disuelve fácilmente en agua, de forma que puede ser utilizado para envenenar el agua. Si se produce la liberación del somán en el agua, las personas pueden estar expuestas al tomar del agua contaminada o cuando la piel entra en contacto con el agua. Se descompone lentamente en el cuerpo, lo que significa que las exposiciones repetidas al somán o a otros agentes nerviosos pueden tener un efecto acumulativo (es decir, que se acumulan en el cuerpo). Las personas que han estado expuestas en forma leve o moderada al sarín o el somán usualmente se recuperan completamente. Las personas que han estado severamente expuestas tienen pocas probabilidades de sobrevivir. Por ultimo hay otros dos productos a los que hace alusión el CDC: el VX y el DU (uranio empobrecido). El VX fue desarrollado originalmente en el Reino Unido a principios de 1950 y también estuvo presente en la guerra de Irak-Irán de 1980. Es el más potente de todos los agentes nerviosos, y comparado con el agente nervioso sarín (también conocido como GB), el VX es mucho más tóxico si es absorbido por la piel y algo más tóxico si es inhalado. Bajo condiciones climáticas normales, el VX puede durar días en los objetos con los que ha entrado en contacto. Bajo condiciones muy frías, el VX puede durar meses. Debido a que se evapora tan lentamente, el VX puede ser tanto una amenaza a largo plazo como a corto plazo. Por lo tanto, las superficies contaminadas con el VX deben ser consideradas como un peligro a largo plazo. Antes de pasar a la guerra de los Balcanes, donde se utiliza uranio empobrecido, es preciso detenerse en la famosa guerra del Golfo persa. Finalizada esta contienda, se escucha hablar del síndrome de la guerra del Golfo, que incluye sintamos como: fatiga, dolor en el sistema músculo esquelético, problemas cognoscitivos, erupción de la piel y diarrea. Los escritos aluden que los factores que lo producen son varios: armas químicas, especialmente el gas neurotóxico, el bromuro de pyridostigmine (píldora preventiva contra el gas somán almacendo en cantidad por Irak), factores psicológicos como el desorden de estrés post-traumático. Cabe indicar que los veteranos con el síndrome de la Guerra del Golfo tienen mayores índices de enfermedades psiquiátricas acompañantes que en otras contiendas. También se suman otros agentes químicos, tales como el humo proveniente de los incendios de las refinerías de petróleo, pesticidas organofosforados, uranio agotado o la exposición a disolventes o líquidos corrosivos durante los procesos de reparación y mantenimiento. Sin embargo, el gobierno de EUA niega el daño a la salud ocasionado en dicho momento. Esto sucede durante mas de 5 (cinco) años, hasta que se difunde una investigación de 20 meses, conducida por el congreso. Philip Shenon en 1997 afirma que en dicho informe algunos científicos creen que las armas químicas iraquíes y otros los venenos lanzados en el campo de batalla son responsables de muchos de los problemas de salud, que incluyen típicamente problemas digestivos crónicos, pérdida de la memoria y trastornos neurológicos, mientras otros investigadores creen que la tensión del combate es más probable ser la causa. Después de más de cinco años de negaciones, el departamento de la defensa reconoció que 100.000 americanos fueron expuestos a las dosis bajas del sarín del gas de nervio lanzado en la demolición de un depósito iraquí de la munición en marcha de 1991, poco después la guerra. En el informe se habla del agua potable contaminada, agua y ropa de la ducha, los parásitos, y bromuro del pyridostigmine y otras drogas distribuidas extensamente para proteger contra agentes de la guerra química." Pero la investigación reciente sugiere que la droga pueda causar problemas de salud serios si esté tomada cuando el cuerpo está experimentando la tensión, por ejemplo en batalla. Asimismo señala que el teatro de la guerra del Golfo no era justo una zona de la guerra; era un pozo negro de sustancias tóxicas. Esto implica que las armas que los EUA utilizan contra sus enemigos, tienen efectos negativos en la salud de sus mismos soldados. Por ultimo el CDC se refiere al uso de uranio empobrecido en la guerra de los Balcanes, a través de proyectiles utilizados por la Fuerza Aérea de algunos países de la OTAN. (USA y Gran Bretaña) durante los bombardeos que se llevaron a cabo en BiH (Operación Blue Sword, 1995) y en Kosovo (Operación Allied Force, 1999).Este tipo de munición fue empleado fundamentalmente contra los carros de combate y vehículos blindados del Ejército Federal Yugoslavo. Los riesgos para el personal surgen cuando un proyectil perforante DU impacta sobre la coraza de su objetivo, parte del DU se quema durante la explosión convirtiéndose en un polvo muy fino que queda temporalmente en suspensión. El uranio empobrecido es un metal pesado que podría definirse como un elemento residual procedente del uranio natural. Con los datos que aportan las investigaciones realizadas hasta el momento podríamos afirmar que en principio el verdadero riesgo del DU. Consiste en acercarse, curiosear y tocar carros de combate u otros objetivos que hayan sido alcanzados por proyectiles DU. Este riesgo es máximo si el impacto es reciente y disminuye en función del tiempo transcurrido ya que el polvo se va dispersando y la radioactividad va haciéndose más débil. Cabe señalar que existen numerosas presiones sobre aquellos que investigan los daños a la salud provenientes de la guerra. Uno es el caso del estudio sobre los efectos del uso de uranio hecho en el 2001. El estudio de Baverstock, uno de los tres científicos en radiaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que lo ha desarrollado, destaca que el clima árido de Irak provocaría que partículas minúsculas de uranio empobrecido se extendieran con la ayuda del viento y fueran inhaladas por la población civil durante los próximos años. Advertía que una vez dentro del cuerpo su radiación y toxicidad desencadenarían el crecimiento de tumores malignos. El estudio sugiere que el profundo nivel de radiación del uranio empobrecido podría dañar las células adyacentes a las que habían sido irradiadas directamente, un fenómeno conocido como "el efecto espectador". Pero la OMS, que tenía como su asesor más destacado en radiación al Dr. Baverstock, ha bloqueado su publicación. Baverstock afirma que el estudio se retiró de forma deliberada aunque la OMS lo niega, y cree que si el estudio se hubiera publicado cuando lo completó en el año 2001 habría habido más presión sobre EEUU y Gran Bretaña para limitar el uso de armas con uranio empobrecido en la guerra de Irak. Además sospecha que dicho organismo estaba sufriendo presiones por parte de un organismo más poderoso y pro-nuclear de Naciones Unidas (NNUU), la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA). La angustia de Baverstock ante los efectos del uranio empobrecido sobre la salud en Irak es compartida por Pekka Haavisto, el presidente de la Unidad de Asesoramiento Post-conflictos del Programa Medioambiental de NNUU en Ginebra: "Ciertamente, hay inquietud en Irak, no hay ninguna duda sobre eso". (Edwards, 2004) Luego de haber hecho un recorrido sobre las distintas armas químicas y biológicas surgen numerosas dudas sobre la guerra de Malvinas de 1982. Sin embargo, ni el CDC ni ningún otro organismo ha difundido informes médicos que den cuenta de aquellas utilizadas en dicha contienda- si es que las hubo- y de sus posibles daños a la salud, como agente cancerígeno a largo plazo. En ese sentido, cabe destacar que generalmente el cáncer aparece luego de mas de 20 o 25 años de haber estado expuesto a un agente causal. Esto nos daría un indicio sobre la causalidad de la morbi-mortalidad por cáncer que existe en los V.G. Sin embargo hasta el momento existen datos sobre el tema que se encuentran diseminados y “ocultos” a nivel oficial, pero que trascienden en otros espacios de trabajo. Por un lado, el dirigente de los V.G. de Rosario afirma en el Ateneo del Museo de Ciencias Naturales “Ameghino” de la ciudad de Sta. Fe el 1 de diciembre de 2006: “Hay hijos de excombatientes que nacieron sin músculo en las extremidades inferiores y pertenecen al Ara General Belgrano, porque para poner una bomba hay que poner fósforo que es cancerígeno, porque sino la bomba explota afuera, no explota adentro. Si bien todos viven en distintas provincias de Argentina, el 2do o el 3er hijo no tiene músculos en las extremidades inferiores. Y lo atienden en el Hospital Garrahan de Buenos Aires (Rada, 2006). Por otro lado, una publicación reciente indica que en los casos atendidos por la Unidad de Gestión Local (UGL) 10 de PAMI, ubicada en Lanús que hubo casos de malformaciones congénitas como ausencia de órganos y malformaciones óseas. En ese sentido, Iglesias tiene una hipótesis sorprendente: “Hay indicios que nos hacen pensar que durante la guerra, y en determinados lugares de Malvinas, se utilizaron armas químicas. Por ejemplo, en autopsias y operaciones a ex combatientes se encontraron en el organismo elementos como el fósforo. Eso no puede estar en el cuerpo si no se estuvo expuesto. Un ejemplo de eso se da en muchos de los que estuvieron en Monte Langdon”. Ese sería el origen de las patologías congénitas en los hijos (Martínez, Ruhl, 2007). Claro que esta poca transparencia en la información sobre las secuelas en salud que ha dejado la guerra, también se observa en la causa de la mortalidad en Malvinas. Como afirman los coroneles médicos Ceballos y Buroni en varias ocasiones, no se ha podido determinar las causas de la mortalidad por la falta de datos precisos, ya que no hubo personal especializado en la recopilación y análisis de los datos. Sin embargo hay una publicación inglesa de 1987 que habla del empleo de bombas de racimo contra Puerto Argentino y el uso de municiones de fósforo. En ambos casos por fuerzas británicas y contradiciendo netamente el principio de proporcionalidad.(Bluth, 1987) A continuación se hace referencia al derecho a la salud en la guerra de Malvinas en 1982. 3. El derecho a la salud en la guerra de Malvinas: muchos desafíos y pocas respuestas La cobertura medica y la organización sanitaria ya había sido una falencia a la hora de planificar la guerra. Existe documentación que indica la falta de previsión medico-sanitaria durante la misma guerra de 1982. Por un lado, en el marco del 10° aniversario de la guerra de Malvinas, los tenientes coroneles médicos Enrique Mariano Ceballos y José Raúl Buroni publicaron un libro denominado La medicina en la guerra de Malvinas, que fue editado por el Círculo Militar. Por otro lado, el Informe de la Comisión Rattenbach establece en su capítulo III que: “...el procedimiento adoptado por la Junta Militar para preparar a la Nación para una guerra contradijo las más elementales normas de planificación vigente en las Fuerzas Armadas y en el sistema nacional de planeamiento” (Comisión Rattenbach, 2000). Los doctores Enrique Mariano Ceballos y José Raúl Buroni señalan en las conclusiones “este análisis critico ha costado gran sacrificio y dolor para vencer la resistencia de los que no quieren escuchar, en contraposición a ello hemos observado que el enemigo realizó en diciembre del mismo año de la guerra un simposio en que evaluó aciertos y errores.” Los autores no solo describen los sitios donde se desarrolla el conflicto y las armas y equipos de combate utilizados, sino que le suman la situación táctica que coloca a la Argentina en una situación desigual frente a Gran Bretaña, y los aspectos geográficos del clima y el suelo que juegan en contra de dicha situación. Luego indican la doctrina de la sanidad, cada uno de los problemas de logística y las lecciones que ha dejado la guerra. Dentro de los problemas de logística sanitaria cabe señalar los 5(cinco) aspectos más importantes: En primer termino, luego de finalizada y consolidada la recuperación de las islas el comandante terrestre contaba con 4.000 efectivos y no disponía de atención médica hospitalaria, por lo que día 5 de abril le ordena al Director del Hospital Militar Comodoro Rivadavia (a 1.000 Km. De la isla) trasladar todo el personal y el material a la isla. Un elemento exclusivamente de guarnición se transformó en la instalación de sanidad de campaña improvisada mas importante en la zona de combate: el Hospital Militar de Puerto Argentino. Este se ubico a partir del 10 de abril en un edificio de dicha ciudad, comenzando a funcionar el 12 de abril, estando completo su personal al día 3 de junio. En ese momento constaba de 122 efectivos: 45 médicos, 4 bioquímicas, 2 farmacéuticos, 26 enfermeros y 25 soldados. Esta conformación es ineficiente, pues faltaban instrumentistas que ayuden a los cirujanos y psiquiatras en el frente. En segundo lugar, existían puestos de socorro limitados en su accionar en la isla Gran Malvinas. El de Bahía Fox carecía de capacidad quirúrgica y el de Puerto Howard disponía de una muy limitada capacidad. Ambos quedan aislados el 21 de mayo cuando se produce el desembarco ingles en San Carlos. De allí que el 40 % de la cirugía realizada por los británicos fue efectuada en soldados argentinos . En tercer lugar, recién a partir del 1 de junio se pudo disponer en la zona de combate de 2 buques hospitales denunciados e identificados según las normas de la convención de Ginebra del 12 de agosto de 1949. Eran los buques de la Armada “Bahía Paraíso” y “Comandante Irizar”. Se presentaron numerosas dificultades y dudas en el montaje y organización de los mismos porque la armada no-tenia experiencia . En cuarto lugar, la cadena de evacuación sufrió serias dificultades porque: a) los heridos debían ser transportados a pie a veces durante vario Km, desde las elevaciones, por la dificultad de llegada de vehículos; b) la imposibilidad de vehículos terrestres por la falta de caminos y la detección de los mismos por las tropas enemigas, c) la mayor parte de las bajas fueron nocturnas en virtud de la hora en que se producían las acciones, d) la geografía impuso la instalación de los puestos de socorro lejos del frente, e) el difícil empleo de helicópteros por el escaso numero disponibles, la falta de visores nocturnos y la perdida de la superioridad aérea. Cabe resaltar que la evacuación de los heridos del combate Darwin- Goose Green no pudo llevarse a cabo, y todos ellos fueron atendidos por los británicos en el Hospital de Campaña de Bahía Ajax. El retardo de la evacuación es fundamental para evitar la mortalidad, pues existe “el periodo de oro”, que ocurre en las primeras dos horas debido a hematomas subdurales o extradurales, hemoneumotorax, ruptura del bazo o hígado, fractura de fémur o lesiones múltiples. En el caso de Malvinas, generalmente el herido de primera línea demoraba un promedio mayor a las seis horas para acceder al tratamiento quirúrgico. Por ultimo, el rescate y evacuación del crucero Ara General Belgrano que es hundido el 2 de mayo fuera de la zona de exclusión tuvo serios problemas que impactaron en la vida y la salud de los V.G. Los náufragos debieron permanecer entre 40 hs y 44 hs. en las balsas, con temperaturas del agua entre los 2 y 3 grados C, con un viento de entre 90 a 108 Km por hora, con el estado del mar con olas de hasta 6 metros y una sensación térmica de entre 7 y 10 grados C bajo cero. Personal de la Armada emprendió una investigación a los efectos de determinar los factores que influyeron en la sobrevivencia del personal del crucero hundido. Las conclusiones más importantes fueron: los inconvenientes más numerosos fueron los originados por el frío y luego el estado anímico, y los problemas de medios más importantes surgieron por defecto en los cierres, las pinchaduras y roturas de balsas, fallas en los botellones de inflado, falta del botiquín sanitario (elementos de curación, analgésicos, y comprimidos antimareos), falta de vengalas y falta de elementos de comunicación. Se observaron lesiones producidas por el frío en el 16% de los sobrevivientes, siendo que el 20% de ellos carecía de salvavidas. El 19% tenia dolores relacionados con heridas o decúbitos, otros tenían reacciones depresivas y alteraciones del sueño . En el libro de los coroneles médicos se encuentran datos interesantes que a continuación se detallan: Cuadro Nº 1 Mortalidad por 1.000 efectivos/año durante los conflictos modernos. 2da Guerra (americanos) Corea (americanos) Vietnam (americanos) Malvinas (argentinos) 52 43 18 151 Fuente: Ceballos y Buroni, (1992) sobre la base de datos oficiales de Argentina y datos de la Segunda Guerra, Corea y Vietnam tomados de Carey. En este cuadro se observa que la mayor tasa de mortalidad es la de la guerra de Malvinas, indicando que hubo una altísima densidad de fuego, siendo que la longitud del conflicto fue solo de 74 días (con 33 días de combate) Cabe aclarar que Ceballos y Buroni indican que es una de las pocas cifras que realmente permiten hacer una comparación entre distintos conflictos, pues depende de la densidad del fuego, y secundariamente de la calidad de atención medica. Incluso indican al final del libro que no se ha podido determinar las causas de la mortalidad por la falta de datos precisos, ya que no hubo personal especializado en la recopilación y análisis de los datos. Durante la existencia del Hospital Militar de Puerto Argentino, del 12 de abril al 15 de junio, se internaron 1990 pacientes, teniendo relación con el combate solo 534 casos (el 26,83%). A continuación se detallan las afecciones diagnosticadas. Cuadro Nª 2.Patologías internadas en el Hospital Militar de Puerto Argentino discriminadas según su relación con el combate AFECCIONES RELACIONADAS CON EL COMBATE N % Heridos 361 18,14 Pie de trinchera 173 8,69 AFECCIONES NO RELACIONADAS CON EL COMBATE 73,27 Gastroenteritis 156 Infecciones de la piel 107 Lumbociatalgias 60 Neumopatías 56 Síndromes gripales 45 Artralgias 44 Anginas 43 Micosis de piel 42 Eritema pernio 40 Quemaduras 34 Otitis media supurada 24 Síndrome stres-postraumático 21 Infecciones urinarias 19 Desnutrición 14 Uñas encarnadas infectadas 13 Hepatitis epidémicas 10 Apendicitis aguda 5 Otras infecciones 723 Total 1990 Fuente: Ceballos y Buroni, (1992) sobre la base de datos oficiales del Hospital Militar de Puerto Argentino. De aquí se desprenden las patologías psico-somáticas relacionadas al sufrimiento y el stress (gastroenteritis y apendicitis aguda), sumada a las vinculadas al sobreesfuerzo de la carga y descarga, la mala postura, el hecho de cavar pozos y/o sepulturas (lumbociatalgias), mas las propias del frío y la humedad, las psicológicas y la desnutrición. Un hecho a destacar es “la enfermedad desnutrición, llamada también edema de hambre o distrofia por falta de prótidos y grasas se produjo como consecuencia de una alimentación hidrocarbonada deficiente en calorías”. Para el caso del “pie de trinchera”, señalan que la desnutrición es un factor predisponente principalmente en la Isla Gran Malvinas, donde se registraron 3(tres) casos de fallecimiento por esta causa. En cuanto a los datos de los 361 heridos en combate, cabe indicar que el 70% de los mismos lo fueron por proyectiles de baja velocidad correspondientes a esquirlas de munición de artillería y de bombardeo aéreo, debido a las características de esta guerra en que predominaron los fuegos aéreos y navales. A continuación se detallan los mismos: Cuadro Nª 3: Heridos de armas de guerra atendidos en el Hospital Militar de Puerto Argentino. Rango Esquirlas N Bala N Expl. N Total N % Oficiales 15 3 - 18 5,0 Suboficiales 57 12 5 74 20,5 Soldados 184 68 17 269 74,5 Total 256 83 22 361 100.0 Fuente: Ceballos y Buroni, (1992) en base a datos oficiales de Argentina. En este cuadro se observa que fueron afectados de manera diferente los soldados y los oficiales, siendo los primeros los más vulnerables. Otro aspecto importante señalado en el estudio publicado por los coroneles médicos Ceballos y Buroni es la respuesta psicológica a la agresión bélica. En ese sentido cabe destacar que, como afirman en dicho escrito: “La diversidad de agresiones que se sufren durante el combate impone un desgaste psíquico y físico tan grande, que cualquiera, por más racional que sea el curso de su pensamiento y su fortaleza psíquica, puede ser vulnerable y susceptible de proceder con conductas desorganizadas y trastornos emocionales. (López Ortiz, 1986)” No obstante, cabe señalar que no todos se ven afectados de la misma forma porque el soldado concurre al combate con el aporte de todo lo que tiene de persona: su educación, sus creencias religiosas, su fortaleza o debilidad física, su voluntad, sus temores, sus amores y sus planes de futuro. Todo esto puede permitirle o frenar la elaboración de la agresión. Las respuestas anímicas observadas en Malvinas pueden agruparse en: reacciones de huida, trastornos psíquicos por desnutrición, despersonalización y pánico. Dentro de las reacciones de huida se observan las lesiones auto infligidas, las consultas medicas de males insignificantes (dispepsias, prótesis dentales dolorosas, etc.), el robo de tarjeta de evacuación. En otros casos eran crisis catatónicas, mutismo o crisis de llanto. En Malvinas, al igual que en la Primera y Segunda guerras Mundiales, se ven las consecuencias orgánicas y psíquicas de la desnutrición. Lo más notable es la letargia mental y psíquico, caracterizada por el sueño profundo y fatiga psíquica y mental, perdida del poder de concentración y perdida de memoria de los sucesos recientes. Respecto a la despersonalización se observaron en las inmediaciones de Puerto Argentino, soldados presa de una especie de trance, semejante a una "fuga" epiléptica, que concurrían a revolver recipientes para residuos y comer lo que allí encontraban, con desubicación en el tiempo y en el espacio, que se marchaban a la deriva por el campo, y con una posterior perdida de memoria de lo que había sucedido, a los que el resto de los soldados llamaban “los mutantes”. Otra reacción fue el ataque de pánico. El Pánico es el miedo excesivo que produce reacciones descontroladas en las áreas del pensar y actuar. No se presta oídos al jefe y cada uno cuida de sí mismo sin miramiento por los otros, el grupo se desintegra. Cuando se los detecto fueron aislados y evacuados porque sucede una reacción en cadena, como fue descripto en otras guerras. Sin embargo, durante los días del combate en Puerto Argentino se observaron numerosos casos de pánico, esta vez contagiosos, que se evidenciaron como: huida despavorida, colocación en posición fetal y cubiertos totalmente por ropa, estado e inmovilidad durante horas, etc. En el documentos se indica que lamentablemente no se contó con personal instrumentista (que ayudaran en las cirugías), ni con psiquiatras en el frente, como ya se acostumbraba en otras contiendas. Dicho documento histórico constituye una antesala de lo que sería la red de contención médico-psicológica en el retorno al continente y la posguerra, como se observa en el tópico siguiente. 4. El derecho a la salud en la posguerra: ¿una meta difícil de lograr? Cabe recordar que en el estudio histórico y retrospectivo de las secuelas en salud en la guerra de Secesión Americana, se constata que quienes han presenciado un mayor numero de muertes de compañeros fue asociado con signos de enfermedad cardiaca y gastrointestinal y de trastornos nerviosos. Otro factor que aumento las posibilidades de padecer algunas de estas enfermedades fue la edad del combatiente. Los soldados jóvenes (menores de 18 años) comparado con los mayores (de mas de 30 años) mostraron un riesgo mayor de muerte, un 52% más. Además estos chicos tenían un 93% mas de probabilidad de sufrir una alteración nerviosa junto a otras patologías físicas. (López, 2006). Hasta el momento en Argentina faltan datos de este tipo, que nos permitan asociar edad y tipo de riesgos según el lugar de combate en Malvinas. Cabe señalar que los veteranos de guerra argentinos, más allá de que no contaron con una asistencia psicológica e incluso médica, han padecido un enorme vacío social, como así también un proceso de desmalvinización política deliberadamente orquestado. Este concepto desmalvinización fue acuñado por el politólogo francés Alain Rouquieu y fue utilizado en diferentes simposios desde junio de 1982. El fenómeno de la “desmalvinización” fue pensado y dirigido por la dictadura, pero no fue revertida en democracia. Comenzó con la visión de un conflicto bélico, como la guerra, despojado de sus principales actores, silenciando a los soldados apenas volvieron al continente. De esa forma los soldados se convirtieron en víctimas de la dictadura, de la guerra y del silencio, porque descargaron en ellos las culpas de la conducción política y militar que llevaron a la derrota. En ese proceso intencional sostenido en el tiempo, la salud ha sido una de los temas mas afectados, como a continuación se detalla Se observa que a pesar de haber estado poco tiempo en un conflicto bélico (74 días), son muchas las consecuencias físicas y psíquicas en los ex soldados. No hay que olvidar que estuvieron expuestos a hambre o frío (86%), bombardeos, agua (72%), a explosivos (64%), esfuerzos físicos (66%), ruidos (81%), a riesgo de muerte (84%). Por lo tanto, para modificar las condiciones de salud y este perfil de morbi-mortalidad, deben realizarse cambios sociales (políticas para favorecer el aumento de puestos de trabajo con salario digno, posibilidad de ingreso y buena calidad en los niveles educativos y servicios de salud, ejercicio de la ciudadanía con equidad y responsabilidad). De modo que la actividad de la salud publica no puede ser eficaz, y en algunos ocasiones, imposible de conseguir, a menos que se trate de influir en esas condiciones. “El Derecho a la Salud mucho más que el derecho a la atención médica. La salud es un derecho humano y parte fundamental del derecho a la vida, así como un deber del estado. Visualizamos el Derecho a la Salud a nacer, crecer, desarrollarnos y finalizar nuestro ciclo saludablemente en un ecosistema saludable. El Derecho a disfrutar saludablemente nuestra vida cotidiana” (Payán Gómez y Monsalvo, 2005) De modo que este derecho a la salud es lo que les fue negado a los veteranos de Malvinas. Esto se constata en las manifestaciones del dirigente Rubén Rada a la BBC en el 2002 quien dice: “A muchos de los que después fueron considerados "locos de la guerra" les resultó traumático ese brusco retorno, fundamentalmente por la falta de empleo y contención. Algunos se aislaron o cayeron en la depresión, el alcohol o la droga porque no tenían trabajo o una familia que los respaldara. Algunos contrajeron el SIDA o terminaron presos" (Rubén, 2002). Existen antecedentes que indican la magnitud del problema. Por un lado, en la provincia de Buenos Aires, en el año 1995 se realizó una encuesta que permitiera un diagnóstico de situación de las condiciones de vivienda, empleo, educación y, particularmente, del acceso a la salud en una muestra de 500 encuestas de la población objetivo realizada en la Región sanitaria VI (en los distritos Quilmes y Avellaneda). Otro antecedente es relatado por Alejandra Ruiz López, Médica Psiquiatra y Docente del Departamento de Salud Mental de la Fac. de Medicina de la Universidad de Buenos Aires que se desarrolla en el año 996 (a los 14 años de la guerra) trabajando con “Voluntarias por la Patria”. “Eran ellas las que recibían las demandas de los soldados quienes, terminada su conscripción, volvían a la vida civil. Estas demandas eran de tipo social o laboral: pedían trabajo, préstamos, casa, a veces un oído atento que escuchara sus preocupaciones. En general las Voluntarias conseguían satisfacer las demandas, pero sólo en el corto plazo, pues muchos veteranos abandonaban los nuevos puestos de trabajo, los prestamos pronto se malgastaban y los matrimonios se rompían una y otra vez generando situaciones familiares muy difíciles” Esto también es resalta por una hermana de un veterano. En un primer momento se derivaron muchos puestos en la administración pública, que compensaban la actitud discriminadora de los empresarios del sector privado. Pero este impulso también fue perdiendo vigor a medida que el desempeño de los nuevos empleados era opacado o frustrado por factores psíquicos o físicos de posguerra. Un testimonio significativo es el de la hermana de un V.G.: Mi hermano Juan Carlos no quiso volver a casa, se quedo a vivir en una pensión en Buenos Aires y trabajaba en la empresa estatal de teléfonos. Se despertaba de noche, comenzaba a gritar y se ponía el uniforme. Por eso toda los vecinos de la pensión venían a calmarlo. Después fue a un psiquiatra, pero este profesional lo dopaban tanto que a la mañana los compañeros le marcaban la tarjeta y después tenían que ir a buscarlo, lo despertaban, lo bañaban y le daban café” (María Alejandra, 2006) La Dra. Ruiz López declara: “No sabíamos por entonces demasiado a cerca de los trastornos emocionales relacionados con el trauma. Nuestros veteranos presentaban reiterados fracasos sociales y familiares, imposibilidad de logros y éxitos en la vida, conductas agresivas, aislamiento y dificultades de integración. Ningún doctor les merecía suficiente confianza como para preguntarle por estas cosas. Más bien, estos rasgos eran vividos como exacerbación de las modalidades personales, como producto de su educación e idiosincrasia. Sin embargo muchos de estos síntomas se pueden analizar desde la óptica de una falla neurobiológica, con la correspondiente cascada de cambios bioconductuales, producto del trauma o bien como la respuesta de un aparato psíquico que ha perdido su capacidad de poner nombre a la vivencia traumática, por ser ésta tan intensa que carece de representación”. Por esa razón, realizan un estudio comparativo de 6 meses de duración, durante el cual los veteranos recibirían una terapia grupal, centrada en los incidentes críticos, tendiente a verbalizar los contenidos referidos al trauma (no recibirían durante ese período ningún otro tratamiento) La muestra estuvo constituida por 22 veteranos de guerra que aceptaron participar en este estudio piloto. Sus edades oscilaban entre los 32 y 34 años, salvo uno que tenía 55. (Médico, había participado como oficial en la contienda a los 41). Tomaron la Escala de Actividad Global, Eje V del DSM IV que nos da una idea general de capacidad de interactuar del sujeto. Con el fin de evitar el sesgo que implica la subjetividad, dos evaluadores estimaban, por separado, el nivel de cada paciente y se adjudicaba el promedio de los dos números obtenidos. La comorbilidad fue evaluada según el DSM IV En comorbilidad se observa que En el gráfico 2 observamos que al iniciar el tratamiento mas del 70% de la muestra presentaba trastorno relacionados con el descontrol de los impulsos, trastornos de ansiedad (incluido stress postraumático) o trastornos del estado de ánimo, pero en los 6 meses hubo cambios positivos, como se observa a continuación: . Cuadro Nº4: Cambios a nivel de los trastornos de la salud mental antes y después de la intervención profesional: T. estado de ánimo T ansiedad T facticio T C substancia T control impulsos T adaptativo Inicio 22% 5% 14% 26% 5% 6 meses 9% 5% 5% 13% 5% Fuente: Elaboración propia en base a Ruiz López (2001), Estrés postraumático enmascarado, Bs. As. En el nivel de actividad global implica que se pasa de puntuación. De indicar: “síntomas moderados como afectividad aplanada, crisis de angustia ocasionales y dificultades moderadas en la actividad social laboral o escolar”, se pasa a un puntaje que indica: “síntomas leves como esporádico humor depresivo o insomnio ligero, con pocas dificultades en la actividad social o laboral, en general buen funcionamiento incluyendo la presencia de relaciones interpersonales significativas.” Sin embargo esta experiencia es limitada en el tiempo, el espacio y el grupo de beneficiados. No obstante señala los problemas de salud que se vinculan directamente con lo laboral. Estos problemas de salud efectivamente afectan la reinserción laboral en un contexto social marcado por los problemas de empleo como es el caso de Argentina y específicamente Rosario. En ese sentido cabe rescatar las declaraciones del veterano rosarino Joel Báez: “Nosotros tenemos un alto índice de desocupación, más del 70 por ciento y estamos hablando de una población tan chica como esta. Con el trauma que había después del conflicto, encontrarse con la realidad y enfrentar a la vida, encontrarse con la desocupación... muchos casos de quite de vida tienen que ver con eso (Joel, 2006) En el periodo 1996-1998 se comienza un relevamiento nacional desde PAMI para luego orientar las políticas, que nunca se hace realidad. El mismo abarca algunas ciudades como: Córdoba, Lanús (Bs. As.), La Rioja, Mendoza, Rosario (Sta. Fe) y Villa Ángela (Chaco), pero queda incompleto e inconcluso. Los datos son parciales, la población encuestada varia en cada caso y el relevamiento es fragmentario. No obstante es pertinente rescatarlo por ser “el primer intento de relevamiento en salud desde el Estado Nacional”, y observar algunos datos generales: Cuadro Nº 5: La salud de los V.G. Antes y después de Malvinas. Año 1996/98. Trastornos Antes En Malvinas Después Hoy (1998) Metabólicos 0% 0,3 % 6,6 % 8,3 % Digestivos 0 % 3,3 % 21,3 % 21,3 % Hipertensión Arterial 0 % 0 % 3,3 % 11, 5 % Cardiovasculares 0 % 1,6 % 3,3 % 3,3 % Osteomusculares 4,9 % 23 % 27,9 % 32,8 % Fuente: Elaboración propia en base a BORINI, M., GONZALEZ TREJO, C., SOLANO, M. & MADRID, M.E. (1999) En este cuadro se observa que los veteranos expresan cambios a nivel osteomuscular, pasando de un 4,9% a un 23 %. El otro cambio es a nivel digestivo, pasando de 0% de casos a un 3,3% en la misma guerra y un 21,3% en la posguerra. En estos dos efectos en salud coincide con el estudio de los coroneles médicos Ceballos y Buroni en cuanto a los principales motivos de consulta durante la guerra. Hay otro aspecto de la guerra que se refiere al impacto en la salud mental, al que se hace referencia en el tópico siguiente 4.a. Los problema de salud mental que impiden el disfrute de los derechos de los V.G. El trauma y su impacto en la población han sido descriptos desde tiempo remoto. Pline le Jeune en el año 79 D.C. destrucción de Pompeya describe comportamientos en situaciones de catástrofe. Voltaire en la destrucción de Lisboa de 1755 por un terremoto. Finalmente Freud en 1895 dice que la histeria se origina en un trauma acaecido en el pasado: miedos, decepciones amorosas, un accidente ferroviario ( y bien podría ser originado por la guerra). También William James, psicólogo, habla de los comportamientos en el terremoto de San Francisco del 18 abril 1906. En nuestro siglo, en la 2da Guerra Mundial se habla del “shock del combate” o la “fatiga de combate”. Kardine en un escrito de 1959 declara que 1/3 de los heridos presentaban sintomatología considerada de etiología psíquica. Se discutía en los altos mandos y entre psiquiatras si era un “fenómeno involuntario” o “una manera intencional de eludir las obligaciones militares”. Tiempo después se publica el libro “men under stress” Grinker y Spiegel 1963. Hablan de reacciones estresogénicas de combate.- colapso emocional.- Proponen denominarla “Neurosis de guerra” o “Neurosis Traumática”. Hans Seyle (1950, 1956, 1980) hala de stress “respuesta inespecíficas del cuerpo a toda exigencia o demanda de este”. Describe el Síndrome General de Adaptación –respuesta orgánica y fisiológica ante cualquier tipo de estimulo estresante. Así en 1980, con el DSM –III se profundiza el estudio del estrés postraumático en el Manual de diagnostico y tratamiento de la sociedad de Psiquiatría de los EUA, con reconocida trayectoria en el ámbito mundial.(M. Benyakar, 2002) Recientemente se incluyo en el curriculum de la carrera medica en algunos países una disciplina denominada Medicina de Catástrofe. Ella incluye dentro de su campo de estudio los aspectos psicopatológicos, las características psíquicas, comportamientos inadaptados y la epidemiología de las catástrofes. En el caso de la posguerra hubo dos estudios hechos por militares que habla del daño sufrido por dicha población de V.G. a los que se hace referencia en el libro de los coroneles médicos Ceballos y Buroni antes mencionado. Por un lado en el hospital naval de Río Santiago se efectuó un estudio de 72 casos de SPT con personal de la Flota de Mar, Aviación Naval e Infantería de Marina, siguiendo la tercera edición del Diagnostic Statistical Manual of Mental Disorders, producido por la American Psychatric Association. Una gran parte de los casos eran los náufragos del crucero ARA General Belgrano. En los resultados se observa que la frustración se presenta como un sentimiento generalizado y el 82% de los pacientes presentan síntomas de depresión. La frecuencia de algunos de los síntomas más importantes son los siguientes: Cuadro Nª6. Frecuencia de algunos de los síntomas padecidos por V.G. de Malvinas que consultan al Hospital Naval de Río Santiago N % Existencia de un agente estresante que provocaría reacción en cualquiera 72 100 Disminución marcada del interés 68 94,4 Disturbios del sueño 68 94,4 Recuerdo y evocaciones recurrentes del trauma 65 90,3 Sueños recurrentes- pesadillas 60 83,3 Trastornos de la memoria y en la capacidad de concentración 55 76,4 Hiperalerta- hiperreactibilidad al ruido 45 62,5 Evite de actividades que evocan el evento traumático 40 55,5 Súbitos episodios de reactivación de los sentimientos y emociones del evento traumático 33 45,8 Distanciamiento de los otros. Introversión 32 44,4 Intensificación sintomática por hechos o eventos que simbolizan o se parecen al evento traumático 22 30,5 Afectividad constreñida 15 20,8 Culpa por las conductas que permitieron la sobrevida 5 6,9 Fuente: Ceballos y Buroni, (1992) sobre la base de datos oficiales del Hospital Naval de Río Santiago, Argentina. Del estudio llama la atención la enorme cantidad de soldados que manifiestan: la Disminución marcada del interés, los Disturbios del sueño y los Recuerdo y evocaciones recurrentes del trauma Por otro lado, existe un estudio del Servicio de Psiquiatría del Hospital Militar de Campo de Mayo. Se analizan 340 casos psicopatológicos en personal que había pertenecido a las Fuerzas Terrestres en el Teatro de Operaciones Malvinas y que se presentaron a la consulta hasta 4(cuatro) años después del terminado el conflicto. Los resultados son llamativos, pues la mitad de los pacientes padecen de SPT, como se observa en el cuadro siguiente: Cuadro Nª 7. Cuadros psicopatológicos observados en V.G. atendidos en el Hospital Militar de Campo de Mayo N % Síndrome post-stress traumático 155 50 Personalidad psicopática 95 27,9 Neurosis 54 15,9 Oligofrénica 10 2,9 Otras psicosis 9 2,6 Epilepsia 6 1,8 Alcoholismo 6 1,8 Esquizofrenia 5 1,5 Total 340 100 Fuente: Ceballos y Buroni, (1992) sobre la base de datos oficiales del Hospital Militar de Campo de Mayo, Argentina. Además del alto porcentaje de casos de SPT, llama la atención el 27,9% de pacientes con personalidad psicopática y el 15,9 % de casos de neurosis como secuela de la guerra de Malvinas. La mayor incidencia de afectados por SPT se encontraba entre los 18 y 25 años en coincidencia con otros estudios de conflictos. Los profesionales de mayor edad y jerarquía tienen tendencia a presentar síndromes depresivos. Los mas afectados pertenecen al arma de infantería en relación con las características particulares de combatir que las diferencia del resto. Se ha podido comprobar que en la instalación de este cuadro existen síntomas de alarma, caracterizados por ansiedad permanente, trastornos progresivos del sueño, irritabilidad, modificaciones del humor, anorexia, excesos alcohólicos y somatizaciones (neurosis gástrica, desordenes cardiovasculares, manifestaciones reumáticas, etc.) Unos datos similares se desprenden del estudio incompleto hecho hace 9 años atrás, como se ve a continuación: Datos psicológicos de los V.G. Malvinas. Años 1996/98. Cambio de carácter: 86 % Sentimientos de Discriminación: 84 % Trastornos en el sueño: 77,9 % Trastornos en la memoria: 60 % Violencia: 37 % Trastornos en el pensamiento: 34 % Irritabilidad: 29,8 % Angustia: 29,8 % Ideas frecuentes de suicidio: 28 % Trastornos en el tiempo: 26 % Fobias: 20 % Depresión: 19,9 % Intentos de suicidio: 10 % Síntomas sicóticos: 10 % Fuente: BORINI, M., GONZALEZ TREJO, C., SOLANO, M. & MADRID, M.E. (1999) Del estudio cabe destacar los cuatro aspectos más importantes: un 86% manifiesta cambio de carácter, un 84 % posee sentimientos de discriminación, un 77,8% tiene trastornos del sueño y un 60% padece trastornos de la memoria. Lamentablemente aquí tampoco se cruzan los datos con: la edad, la conformación de la familia, la clase social, la inserción laboral y social de cada uno de ellos, lo cual nos permitiría tener un perfil mas preciso, que luego oriente las políticas. Otra experiencia en salud mental comienza en marzo de 1997 cuando el Ministerio de Salud de la Pcia. de Buenos Aires pone en marcha el “Programa de Salud del Veterano de Guerra Bonaerense”. Este programa se gesta como respuesta a la inquietud de un grupo de ex-combatientes, quienes impulsados por la angustia de tantos compañeros suicidados y la manicomialización como única forma de respuesta intentada, buscaban alternativas terapéuticas. Este Programa de Salud Comunitaria, coordinado desde la Dirección de Salud Mental, se implementa como un dispositivo de prevención terciaria, no debiéndose perder de vista que se inicia a quince años del evento traumático, con lo que esto significa con relación a las secuelas (Bentolila, S. y B. Gómez, 2001). Recientemente uno de los integrantes del equipo el V.G. Carlos Viegas señala “Mi función dentro de este equipo es la de facilitarles a los Compañeros el poder acercarse a un tratamiento que reduzca el dolor de la posguerra y les aumente la calidad de vida... lo hacemos en una oficina de 2.5 m. por 3 m. No contamos con recursos mas allá de los sueldos y la medicación gratuita para los Compañeros, provista por la dirección de salud mental de la Pcia. de Bs. As.” Según dicho V.G. si consultan por "Depresión aguda", se los medica para estabilizarlos, pero luego al sentirse un poco mejor abandonan el tratamiento” (Viegas, 2007). Otro estudio reciente fue hecho en el 2004 por el Lic. Alejandro Enrique de la provincia de Entre Ríos. En su estudio constata que los V.G. tienen mayor sensibilidad para ser afectados por sentimientos negativos tales como ansiedad, enojo y situaciones estresantes que se manifiesta en desajuste e inestabilidad emocional, pensamientos negativos, baja participación social, baja autoestima. Muchos presentan stress postraumático (PTSD) según el DSM-IV. Los criterios que establece el DSM-IV (American Psychiatric Association, 1995) para el diagnóstico del PTSD identifican tres grandes grupos de síntomas, teniendo en cuenta que previamente debe haber existido exposición a un evento, caracterizada por muertes o amenazas para la integridad física propia y de los demás y una respuesta de desesperanza, temor u horror intensos ante este evento: 1.- Reexperimentación del evento traumático a través de recuerdos reiterados o pensamientos intrusivos y sueños de carácter recurrente que provoquen malestar clínicamente significativos. Keane, Wolf y Taylor (1987) plantearon la posibilidad de reproducir los síntomas del síndrome en laboratorio, exponiendo a los individuos afectados a estímulos traumáticos auditivos o visuales. 2.- Evitación de estímulos asociados al trauma como pueden ser los esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el evento traumático, esfuerzo por evitar lugares o personas que motiven el recuerdo del trauma, reducción del interés o participación en actividades significativas, sensación de desapego, restricción de la vida afectiva, entre otros. 3.- Aumento de la activación con síntomas tales como dificultades para conciliar y mantener el sueño, irritabilidad, dificultades para concentrarse, hipervigilancia. Esto no solo sucede con los exsoldados conscriptos, sino que también afecta a los ex soldados con una carrera militar en la armada, fuerza aérea, ejercito o gendarmería. El principal centro de atención al stress postraumático esta en el hospital Paroissien en la Matanza. En una entrevista hecha para el Diario Clarín, la Psic. B. Gómez Cabrera señala que empezaron hace 10 años (1997) luego de la visita de V.G. de Corea y Vietnam. Hasta el momento han atendido unos 1.000 (mil) excombatientes. La profesional cuenta que es muy difícil ser esposa e hijo de un V.G. porque a causa de esta patología ellos suelen ser irritables, agresivos y a otras veces se aíslan: “Pueden pasar días encerrados sin hablar con nadie. Tampoco suelen acompañar a los hijos a la escuela porque no soportan estar en lugares donde se canta el himno, pero aceptan con gusto a sus camaradas, se reúnen constantemente, hacen viajes juntos.” Hay quienes indican que incluso aun en ellos hay problemas para la atención a los V.G. La Dra. Alejandra Ruiz López afirma: “Lo que realmente sigue siendo insuficiente es la atención medica de los veteranos. Ha habido muchos intentos, en algunos de los cuales he participado en mayor o menor medida, Desde Voluntarias por la Patria sigo asistiendo a algunos veteranos. Desde el estado se ha creado un centro de estrés postraumático para veteranos del ejercito que funciona en la calle Palestina de Bs. As. y algunos ámbitos hospitalarios que se dedican a SPT en el hospital Álvarez y el Alvear. Estos últimos están dedicados a pacientes en general y no suelen concurrir veteranos. Ellos tienen cobertura medica de PAMI y eso no esta funcionando muy bien en el tema de estrés postraumático... Como ves sigue siendo el punto flojo y cuando eso no funciona no importa cuantas pensiones tengan, la vida no se puede vivir con plenitud.” (Ruiz López, 2007) Por ultimo, un capitulo especial es el de los suicidios e intentos de suicidios. Este tema es e tal magnitud que puede compararse la guerra y la posguerra. En la guerra murieron 649 argentinos: 323 durante el hundimiento del crucero General Belgrano y 326 en el archipiélago. ¿Cuántos ex combatientes se suicidaron? El Estado no tiene cifras oficiales, pero entre los veteranos la mayoría se habla de más de 450 casos. En ese sentido, recientemente un V.G. ha manifestado: soy un excombatiente que padece muchos problemas, tampoco puedo reconciliar el sueño y he tratado de suicidarme, para colmo de los males falleció un hijo el año pasado de 17 años . (Mario Narciso, 20 de enero de 2007) Opiniones similares se constantan en los relatos de veteranos de un estudio reciente hecho en La Plata por el Programa de historia Oral del Archivo histórico de la Provincia de Buenos Aires junto a la Facultad de Periodismo y Comunicación de la UNLP. Todos los excombatientes entrevistados recuerdan que son actualmente similares la cantidad de muertos en combate en Malvinas, con la de suicidados en la posguerra, y buscan las causas de estas tragedias tanto en la experiencia traumática de la guerra como en la indiferencia y el desamparo de la posguerra. La falta de reconocimiento social, haber muerto de noche por haber perdido la guerra, la falta de comprensión de una sociedad no dispuesta a incluir la guerra en su verdadera dimensión y a sus soldados como héroes en la construcción de la memoria que la nueva democracia requería como antitética de la sociedad militarizada. (Clarke, Ghisiglieri y Sarno, 2006) En ese mismo sentido, el suicidio fue estudiado como un hecho “social” por el primer sociólogo, el Francés Emile Durkheim quien se preocupaba por la problemática que sufrían quienes migraban del campo a la ciudad causada por la industrialización. De modo que, aunque el suicidio es un actor meramente personal, también es directamente social, pues el suicidio es el resultado de la autopercepción del sujeto de acuerdo con el contexto en que se desenvuelve y con el sistema cultural (valores, ideas, y creencias como elemento que determinan la conducta del individuo y, por tal motivo, los roles que este puede ejercer). El hombre es un ser bio-psico-social y eso es lo que determina su conducta autodestructiva que lo lleva al suicidio. (Manzo Guerrero, 2005) Con el tiempo, los suicidios se fueron espaciando, pero nunca desaparecieron. Se dice que la media del año 2005 fue de un suicidio por mes y muchos aparecen solapados. Una de las razones es que muchos casos se registran como accidentes, accidentes de transito y heridas auto infligidas por armas de fuego, que no fueron acompañadas por una carta de suicidio. Este hecho al fin de cuentas resulta ser un acto de compasión hacia los familiares que sobreviven al hecho. (Gerding, 2002). Cabe señalar que algo similar ha sucedido en el bando contrario. Colin Waite, cofundador de la Falklands Veterans Foundation (Fundación de Veteranos de Malvinas), una asociación que funciona desde abril de 1997 indica: “hemos reclamado al gobierno que hiciera un relevamiento de este tema, ya que también en Gran Bretaña, como en la Argentina, no hay números oficiales sobre la cantidad de suicidios de ex combatientes.” Sin embargo, "He hablado en extenso con una gran cantidad de veteranos de todos los servicios [de las fuerzas armadas británicas] y el dato más chocante es que dudo que haya alguien que habiendo servido en 1982 hoy no sufra de alguna forma del síndrome de estrés postraumático (SEPT)", completó Waite (La Nación, 2006). Por todos estos problemas de salud mental, no solo se ve afectado el veterano, sino que también sufre la familia como se describe mas adelante (tópico 5). Pero esto pareciera no conmover a los profesionales de la salud mental, que en Rosario siguen enfrascados en sus luchas intestinas y conflictos entre corrientes ideológicas. Además continua la puja entre corrientes de la psicología y la psiquiatría. Recientemente en las jornadas de Capacitación del Dr. Dupén, surgieron disputas. Una de las participantes, especialista en psicología en catástrofe, señaló que estuvo en Santa Fe para contener a los inundados del año 2003 observando que tal disputa entre paradigmas es un tema vigente. Otra profesional indicó que hay otros medios para resolver los problemas de salud mental como el arte, la radio abierta, exposiciones de fotos, etc. Uno de los presentes manifestó que “el abrazo” es muy importante en el ambiente familiar. En la observación del encuentro se constataba “la disputa de poder” entre diferentes miradas del problema, intentando imponer su visión como la única valedera. En ese momento intervino una de las madres presentes diciendo: “no importa el método, la escuela, si se apela a la hipnosis para revisar los recuerdos o se utilizada la técnica de pegarle al almohadón, lo que importa es que si esto va a movilizar a los profesionales que todos estos años estuvieron ausente, bienvenido sea”... ”Interesa la finalidad, porque de esa manera pasaron 24 años y en Rosario, Santa Fe y muchas provincias como Misiones (donde vive mi hijo) no se ha hecho nada de nada con respecto a al salud integral” Idea que fue reforzada por un excombatiente presente que contó que muchos compañeros se encuentran bien gracias a la asistencia de profesionales de diferentes escuelas. A lo que Dupén respondió: “Es tan importante la contención sea cual sea el enfoque porque sino aparece otro problema como la violencia familiar (con su madre, padre, hermanos, esposa e hijos), porque uno agrede al que más se quiere.” En esa misma senda, otro excombatiente manifestó: “me doy cuenta que soy agresivo, reacciono mal... no me callo, duermo poco, porque me aparecen imágenes de los combates, sobretodo el mal trato del suboficial que era mi jefe, que comía y a mi no me daba nada porque decía que yo tenia que cuidarlo afuera...”(Carlos, 2006) En suma, los testimonios antes descriptos ponen sobre la mesa el ambiente de los profesionales de la salud mental preocupados por el tema. 4.b. Los problema de discapacidad resultado de la posguerra Una de las secuelas más evidentes de una guerra es la discapacidad. Malvinas dejó un saldo de 700 (setecientos) muertos y desaparecidos y más de 1.300 (mil trescientos) heridos (Clarke, Ghisiglieri y Sarno, 2006) Algunos V.G. sufrieron amputaciones luego de las batallas y otros mientras estaban prisioneros, como es el caso de Raúl Américo Gallego del regimiento 12 de Infantería de Mercedes, Corrientes: “Nosotros no tiramos un solo tiro. A las 2 de la mañana del día 28 caímos prisioneros en Puerto Darwin. Yo estuve tres días. Ya que al tercero me paso esto. Nos usaban para trasladar cajones de municiones de morteros, granadas y proyectiles. Éramos como veinte soldados que hacíamos lo mismo. Yo estaba haciendo uno de los últimos viajes cuando faltando unos metros para descargar, de repente exploto la carga. Bueno ahí perdí...la pierna. Realmente fue dramático. Recuerdo gritos, humo y sangre. La explosión me hizo saltar para arriba y caí boca abajo. No podía respirar por el humo. Pero hice fuerza, respire y abrí los ojos. A veces me pregunto para que lo habré hecho. Levante mi cabeza y vi la pierna hecha pedazos. Vi la sangre, las esquirlas metidas en ella, vi los huesos. Del relato del veterano surge la pregunta: ¿cómo es posible la inserción socio-laboral y afectiva de una persona en estas condiciones?. Un estudio reciente se pregunta: ¿Qué sucede cuando el cuerpo de alguien se transforma en campo de batalla, en sede del orgullo patriótico? A lo que responden que muy a menudo, significa regresar con el sentido alterado del yo y de la relación con el propio cuerpo. (Izzy Socket Klatzke, 2006) Por esa razón es preciso que el sistema de salud, los ámbitos de trabajo y la sociedad se encuentren preparados para recibirlo. ¿Cuál es la magnitud del problema en los V.G. de Malvinas?. Del estudio realizado por el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP) que cuenta con datos parciales, se desprende lo siguiente:  El 70% ha tenido alguna lesión física recibida en la guerra (Informe psicológico). el 4,1% sufre de incapacidad motora el 2,3% tiene sordera También se puede analizar algunos resultados de esa consulta a un grupo de veteranos, con motivo de observarlo de manera mas desagregada, como a continuación: Cuadro Nº 8: Evolución de la discapacidad permanente Bs. As. Años 1982-1996 Discapacidad Antes En Malvinas Después Actualmente (1996) Visual 1 V.G. 1 V.G. 1 V.G. 2 V.G. Motora 0 % 0 % 1,6% 4,9% Auditiva 1,6% 4,9% 6,6% 8,2% Sensitiva 0 % 0 % 0 % 1 V.G. Fuente: Elaboración propia en base a BORINI, M., GONZALEZ TREJO, C., SOLANO, M. & MADRID, M.E. (1999) En este cuadro, se observan claramente la discapacidad auditiva y motora resultante de la contienda. A pesar de haber visto estos cambios, hasta el momento ni siquiera hubo una política destinada a compensar el impacto negativo que deja la discapacidad en la posguerra con motivo de lograr la reinserción laboral como en otros sitios, como Ucrania y Bosnia. No hay que olvidar que ellos señalan que existe un 70% de V.G. de Malvinas desocupados. En Ucrania, las demandas de los 12.000 excombatientes discapacitados de la guerra de Afganistán y los 3,3 millones de víctimas del accidente nuclear de Chernobyl (cifra estimada por el Ministerio de Sanidad) reforzaron la presión sobre el gobierno. De allí que exista una Comisión Parlamentaria para los Discapacitados, presidida por un veterano de guerra confinado a una silla de ruedas, además de un Programa Nacional de Rehabilitación que cuenta con ayuda de fondos internacionales provenientes de la Organización Mundial del trabajo (OIT). Han nacido iniciativas destinadas a la capacitación y recalificación laboral de veteranos en áreas como: la informática, las telecomunicaciones, la publicidad, la contabilidad, los recursos humanos y el comercio minorista. Algo similar sucede en Bosnia, donde una de las consecuencias más graves de la guerra librada con Herzegovina de 1992 a 1995 es el elevado numero de discapacitados que asciende a unas 100.000 personas. En este país existe un proyecto de Creación de empleo para los discapacitados por la guerra, dotado de apoyo financiero del gobierno alemán para el centro medico de rehabilitación para el centro de formación profesional. En ambos casos se observa, que si bien los fondos propios son escasos, existen fondos internacionales destinados a la rehabilitación y re-calificación laboral que pueden conseguirse, si existe “voluntad política” tendiente a lograrlo. Habría que analizar si la combinación entre discapacidad, discriminación social y laboral y stress postraumático conduce a los intentos de suicidio y/o las adicciones. Lamentablemente faltan estudios que indiquen esta asociación. 5. Las secuelas en salud y su impacto en la familia: Otro aspecto que las familias ocultan y la sociedad desconoce es el daño sufrido por los padres de los veteranos. Rubén, presidente del Centro de Excombatiente de Rosario dijo: “Mi padre es uno de ellos, pues en silencio lloraba por no saber que hacer conmigo, engrosa la lista de padres que han muerto a causa del sufrimiento, dicen que mi padre murió porque lloraba en el pasillo, no podía mostrarle a mi madre que estaba mal y se iba al fondo a llorar. Porque nuestros padres fueron esponja, se llevaron todas nuestras broncas y lo absorbieron todo, tenemos muchos padres que fallecieron del corazón fueron un 15% los que murieron en los primeros 5(cinco) años”. (Rubén, 2006) Otro caso es el de una madre, Lusminda del Carmen que dice: “Ni remotamente se me hubiera ocurrido que mi hijo iba a ser uno de los soldados que con 18 y 20 años habían tomado Malvinas. Los días que siguieron fueron un silencio absoluto hasta el 14 de abril, que recibimos un telegrama escrito por Juan Carlos. Nos decía que estaba bien y que solo quería cigarrillos porque el dinero no le servia. Fue terrible recibir la noticia que tu hijo que esta haciendo el servicio militar obligatorio, injustamente fuera obligado a participar en una guerra. Desde ese momento no tuve mas noticias de mi hijo hasta el 15 de mayo en que recibo una carta. El recuerdo es espantoso, nose como decirlo, es una experiencia traumática sufrida por mi familia y mis amigos. Aunque también recuerdo y valoro la solidaridad de todos los que se comunicaban con nosotras... El sufrimiento de una madre no se puede describir, es terrible... Solo recuerdo el corazón comprimido y estar todo el día prendida a la radio para escuchar cualquier novedad, sobre todo cuando no tenés ninguna forma directa de saberlo, un teléfono u otro medio, para saber como esta, si esta vivo todavía” (L. Del Carmen, 2006) Padres y madres fueron afectadas por este sufrimiento. Esto también se verifica en el mencionado relevamiento de PAMI que señala un 35,2% de padres fallecidos y un 16,6% de Madres fallecidas. También merece atención especial la situación de las esposas de veteranos, que han absorbido el impacto de la guerra en carne propia, al tener que convivir con veteranos afectados por el estrés postraumático u otra secuela psico-física. Esto es reiterado por el dirigente de Rosario, Ruben Rada en cuanta oportunidad tiene para expresarlo. También recientemente fue un tema difundido en los medios de prensa, a partir de los resultados de un relevamiento de 200 casos de un universo de 1800 veteranos que acuden a la Unidad de Gestión Local (UGL) 10 de PAMI, ubicada en Lanús, para recibir asistencia a través del Programa Nacional de Atención al Veterano de Guerra. A cada encuesta a un ex combatiente se agregó una entrevista a su esposa o compañera. Los autores del estudio son la psicóloga Margarita Morini, la doctora especializada en psiquiatría forense Araceli Iglesias y el doctor Guillermo Cuneo afirman que de la misma surgen datos como que: - El 53,3 por ciento de las consultadas tiene temor a las reacciones violentas de su marido. - El 60 por ciento se siente lastimada emocionalmente por las conductas de su pareja. - El 51,6 sintió durante el último año distintos síntomas de ansiedad. - El 66,5 afirma que se sintió deprimida durante el último año. De esas cifras emerge una realidad que los ex combatientes niegan en las palabras. “La agresión física en los hogares suele ser moneda corriente. Ellos la niegan. Algunas esposas refieren que la agresión verbal es tan desmedida que preferirían la física, aunque el veterano asegura que no existe.(Martínez Ruhl, E., 2007) Pero hoy la familia continua estando afectada, ya que la falta de políticas de salud para los V.G. durante estos 25 años también ha generado la aparición de nuevos problemas de salud en los hijos de ellos. Por ejemplo, en Rosario ha aparecido un caso de intento de suicidio de la hija de un veterano. Rubén Rada señala: “A fin de noviembre ocurrió en Rosario algo que por ahí no pensábamos nunca que iba a ocurrir, el día domingo a la noche, la hija de un excombatiente de Malvinas que hace 7 años se arrojo del Monumento Nacional a la Bandera, tomaba un frasco de psicofármacos y terminaba internada en una clínica con una carta que yo la leí y me dio mucha angustia “papa, te extraño, te quiero ver, me voy con vos”. El compañero se llama Paz, subió, estuvo una hora y media para limar la reja y se tiró. A comienzo de esta semana, la hija de Paz también se quería suicidar. Entonces esta fue la luz amarilla que nosotros le dijimos al poder” (Rada, 2006) Al finalizar el año 2006 en Rosario también hubo un intento de suicidio de un V.G. luego de escenas de violencia familiar que involucraron a un menor, al tiempo que continúan casos de adicciones y embarazo adolescente. De modo que ahora los que sufren dicha falta de políticas durante 25 años, son los hijos que tienen entre 15 y 20 años de edad. Una madre de Trelew escribe: mi esposo murió en un accidente de tránsito, aunque supongo que tuvo que ver con sus fantasmas...desde ese momento mi hijo varón tiene problemas con la droga. Esto paso en el año 2000 y yo nose como hacer para que el chico deje la droga...La atención en los centros privados es muy cara, pero PAMI no me cubre este caso (Mirta, 2006). Esto también ha sido verificado en el estudio reciente de Lanús, donde los efectos y las patologías de los hijos de ex combatientes también fueron investigados, observándose que dos de cada cinco de estos niños presentan dificultades de conducta, problemas de aprendizaje o síntomas compatibles con Síndrome Post Traumático (SPT). El problema es de tal magnitud que padres, hermanos, esposas e hijos aun hoy carecen de herramientas y elementos que le permitan comprender y comunicarse con los V.G. porque no han recibido tratamiento psicológico ni asesoramiento al respecto. 6. Los derechos conseguidos gracias a las luchas de los mismos veteranos Los derechos obtenidos por los V.G. de Malvinas han sido fruto de su lucha, reclamo y trabajo con la comunidad, pero nunca han sido otorgados por la sola decisión de algún político de turno Esto ha sucedido en todos los niveles (nacional, provincial y municipal) y bajo todos los gobiernos de turno (justicialistas, radicales y socialistas) y en todas las áreas: pensiones, salud, trabajo, vivienda, propiedad de la tierra, etc. Cuando los primeros contingentes de cuadros y conscriptos comenzaron a regresar al continente, fueron las Fuerzas Armadas (como parte del Estado) las que debieron implementar las primeras políticas hacia este nuevo sector social, constituido por una guerra en nombre de la soberanía nacional. Una de sus muestras fue la Casa de Veterano de Guerra, creada en Capital Federal por el Estado Mayor Conjunto, dirigida por un alto mando de cada fuerza en coordinación con la Liga de Amas de Casa. Su propósito era a la vez práctico y simbólico: “Para el contralmirante Carlos Busser, uno de sus directores y jefe del operativo de desembarco en Puerto Argentino el 2 de abril de 1982, ‘la Casa del Veterano se creó para dar soporte a los veteranos, para ayudarlos en su reinserción en la sociedad’ (...) la Casa estaba destinada fundamentalmente a los soldados, ya que la estructura castrense aseguraba la reinserción natural de suboficiales y oficiales. La Casa actuaba como bolsa de trabajo, hospedaje de ex soldados del interior que se atendían o hacían trámites en Buenos Aires” . Desde este fin – práctico – se apuntaba a otro más simbólico, ya que la Casa del Veterano de Guerra se erigió como un espacio oficial donde los que volvían de Malvinas podían reelaborar la causa desde el continente, encontrarse con sus compañeros de armas y desahogarse frente a una sociedad que en su gran parte no los reconocía: “Los años post-Malvinas fueron durísimos porque fue muy grande la herida. Los medios nos trataron muy mal, nos recibieron con la carga de un mensaje político que no era para nosotros ni mucho menos par los soldados (...) Y era muy duro. Nosotros [habla de los oficiales] al menos estábamos contenidos por la institución (...) pero el soldado que ha salido del marco de contención de la fuerza, necesita una sociedad que lo contenga” . Los centros tomaron, por la iniciativa misma de los ex combatientes y veteranos que los formaban, la tarea de contención y a la vez de inserción, puesto que – además de crear un núcleo de descompresión y camaradería para quienes vivieron la experiencia – muchos de ellos funcionaron como bolsas de trabajo en diversas tareas de servicios hacia la comunidad y lograron salir de la esfera del Estado, cuyas políticas apuntaban al silenciamiento primero y a la desatención después. Uno de estos felices ejemplos fue el núcleo de Veteranos de la ciudad de Campana: “Desde hace unos años viene realizando un Plan Social de Viviendas, que no solo solucionó el problema de vivienda de los veteranos, sino que también el de otras 500 familias, convirtiéndose en el programa de obra pública más grande de la ciudad” . Otro ejemplo es el de Rosario, que fue el primero en conseguir una pensión provincial para los V.G. que luego fue replicada por otras entidades y que: “Todo salió de una gran lucha que nosotros venimos planteando desde el mismo 82. Nosotros fuimos arrancando al poder político todos los beneficios que hoy tiene el combatiente de Malvinas. Y por ahí indudablemente que en algunas cosas ya llegó tarde, porque si no tendríamos 390 suicidios. Es por eso que estas organizaciones fueron siendo cada vez más protagonistas porque eran la única barrera de contención que tenían los ex combatientes. Acá es donde se les escucha el problema, acá es donde se le acude al problema, desde acá sabemos de la situación de cada uno.” (Jael Báez para Boletín Enredando, 2006). Por eso en Rosario solo hubo 1(un) suicidio de un compañero que se arrojó del monumento a la Bandera, indica Jael Báez. A lo que agrega: Chaco, Corrientes y Buenos Aires son las que han sufrido más casos de suicidios. En los casos en los que la reinserción desde un ámbito laboral no era posible en lo inmediato, la figura de “pensiones de guerra” se convirtió en una demanda tanto del sector civil que había servido en la batalla como del castrense. En el primer caso, pasado el tiempo cercano a la guerra se comenzaron a dar los primeros intentos de organización de grupos de presión para demandar al Estado una contemplación económica en forma de pensiones. Desde las distintas asociaciones de ex combatientes se elevaron las voces que pedían atención médica y un sustento que les permitiera la reinserción al seno de la sociedad. Los reclamos se materializaron desde entonces bajo distintas formas. Solo para retrotraerse a los últimos tres años pueden mencionarse la carpa blanca en Plaza de Mayo , la irrupción en la Casa Rosada , distintas marchas , y la toma del PAMI . Estas distintas presiones lograron ciertos avances en una mayor asignación de pensiones y el aumento de su monto – que comportan un escalón más en el reconocimiento material y simbólico del sacrifico realizado. Sin embargo las luchas en cada provincia continúan y son diferentes, pues dependen del grado de organización de los V.G., de su concepción política, de su conformación social.(Vázquez y Silva, 2006) Estas compensaciones monetarias tienen ventajas y desventajas. Lo positivo de las pensiones es que son una solución en muchos casos, en realidad suplen el otro grave problema social: la discriminación en los empleos. Las dificultades que “a la vuelta” enfrentaron en este plano (y de manera inmediata) aquellos que no seguían la carrera militar tenía una doble cara: la situación del país en la década del 80 y su propia condición de ex combatientes. Ni bien comienza la democracia, surge una ley que obliga a los empresarios a contratar a V.G., pero los mismos incumplen dicha normativa. Un ejemplo es el del rosarino Daniel: “trabajaba en un supermercado mayorista muy conocido en la ciudad y el país, sin que mis patrones supieran que había estado en Malvinas. Cuando otros V.G. fueron a dicho comercio a buscarme para que recibiera un beneficio de PAMI –e l bolsón de mercadería – los patrones se enteran y a los dos días me despiden”. Sin embargo, la discriminación social y laboral continua. Muchos de ellos aun hoy ocultan su identidad. Negar la participación en la guerra de Malvinas para obtener y/o conservar el empleo no solo es patrimonio de excombatientes con poca escolaridad, sino que también alcanza a profesionales universitarios. Durante el año 2006, en una escuela secundaria de Villa Gobernador Gálvez (El Gran Rosario) durante la entrega de diplomas de fin de año una alumna le confiesa al profesor responsable de taller de integración audiovisual: “Mi papa es medico y estuvo en la guerra de Malvinas, pero siempre nos dijo que no tenemos que decírselo a nadie.”(Belén, 2006) Se conocen programas específicos que se hicieron a nivel local (municipios, intendencias) para dar cuenta de cierta reinserción laboral, pero el caso de los conscriptos también suponía el regreso de éstos a sus hogares en el interior del país, donde la profusión de empleos (ya en un marco laboral y económico delicado) era escasa en relación a las oportunidades que ofrecía la capital. No obstante, en este último caso con más notoriedad, se erigieron (agregándose a las ya existente u “oficiales”) muchas “madrinas” que se encargaron de facilitarles trámites, inserción laboral y cierta contención a los “chicos de Malvinas” que volvían a sus “pagos” (Guber, 2005) En otros caso, se ha compensado con el trabajo ad honorem realizado por los V.G. de Malvinas. Han ayudado a las víctimas de las inundaciones de Chaco, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, Han ayudado a extinguir incendios en el Amazonas (Estado de Roraima en Brasil) y participado en la reconstrucción de dos represas (Campo Gallo en Santiago del Estero). Hay ayudado a la reforestación patagónica y en las campañas contra el cólera, la enfermedad de chagas y los pacientes de HIV. En Corrientes y Chubut han servido en los comedores geriátricos de pacientes bajo situaciones de extrema pobreza (Gerding, 2002). En Rosario la situación es similar como indica Jael Báez: “En Rosario tenemos un gran índice de desocupación pero siempre estamos remediando, a ver en qué los podemos ocupar. Inclusive acá se montó un gran trabajo social y eso sirvió muchísimo, es un trabajo de voluntarios. Y ahí nos dimos cuenta la gran necesidad que es estar ocupado. Y nos dimos cuenta que al tenerlos ocupados, sirvió para que no estén pensando continuamente. Como dice un refrán "mente de desocupado, taller del diablo". (Enredando, 2006). Los V.G. de la ciudad de Rosario han ayudado en las inundaciones de 1986, 2003, 2007 y en el granizo de noviembre de 2006. Asimismo se caracterizan por trabajar con la población en extrema pobreza que vive en las calles: ancianos y niños. Durante el invierno ellos recorren las calles los días de temperaturas bajísimas, con motivo de distribuir comida o leche caliente entre dicha población. Su accionar le ha otorgado un reconocimiento social importante, al tiempo que con su discurso critico ponen en evidencia la ineptitud del Estado para dar respuesta a dichas problemáticas sociales. Por el contrario, lo negativo de la compensación monetaria o pensiones, es que “la bonanza económica volcó a muchos hacia el juego”. “Los camaradas se están jugando todo en los bingos, cobran y se van al bingo del barrio a darle a las maquinitas. Esto es una pena muy grande, y ahora estamos trabajando con ese síntoma del stress postraumático dice un V.G. de Bs. As.” (Clarín, 2007) Palabras similares se escucharon en Posadas (Misiones) de parte de dirigentes del centro de excombatientes y en V.G. de Rosario que trabajan en dicha entidad, temerosos del destino de los recursos del prometido “resarcimiento económico”. 7. Las políticas de salud ¿son suficientes? Toda política estatal es una toma de posición del estado frente a una determinada “cuestión socialmente problematizada”, que es aquella que por su importancia ha sido incluida en la agenda de problemas sociales que requieren una necesaria toma de posición de múltiples actores sociales”. (Oszlak y O´Donnell, 1993). La política de salud destinada a los V.G. sufrió los mismos vaivenes que el resto de las cuestiones (trabajo, educación, pensión, etc.). De modo que los primeros pasos se producen muchos después de los 10 años de la guerra. A continuación se observa en el cuadro: Cuadro Nº 9: Políticas de salud implementadas en diferentes lugares de Argentina. Año Pol. Nacional Pol. Provincial Pol. Municipal 1994 Programa de Salud Nacional dependiente del Ministerio del Interior 1995 Prog. Malvinas de la Dirección de Salud Mental de la Provincia de Buenos Aires 2001 Subgerencia de Veterano de Guerra del INSSJP (PAMI). 2005 - Programa Nacional de Atención al Veterano de Guerra y su Familia (PAMI) Res. 191/05/DE. - Área para Atención al Veterano de Guerra, desarrollan su labor V.G. incorporados al Instituto (PAMI) Res. 622/05 2006 Comienza relevamiento en PAMI: historias clínicas, datos socio-ambientales y de salud mental del V.G. - Obra social de la Provincia de Sta. Fe (IAPOS) otorga medicamentos psiquiátricos gratuitos a los V.G. y los incorpora como afiliados (a quienes no tengan cobertura) Prog. De Salud Integral para Excombatientes de Malvinas y su grupo familiar, Ciudad Autónoma de Bs. As. Del cuadro anterior se desprenden algunas cuestiones importantes. En primer lugar, en el ámbito nacional se ha tardado 12 (doce) años en comenzar a diseñar un programa de salud para V.G. El de 1994 solo logra cubrir unos 2.000 V.G. y luego desaparece este programa dependiente del Ministro del Interior. En Segundo lugar, la única provincia que diseña un programa de salud es la de Buenos Aires, pero recién lo hace en el año 1996. En esto cabe reiterar nuevamente las opiniones de ellos cuando afirman: “no debiéndose perder de vista que se inicia a quince años del evento traumático, con lo que esto significa con relación a las secuelas “(Bentolila, S. y B. Gómez, 2001). En tercer lugar, desde el sistema de salud se crea la Subgerencia del V.G. de PAMI en el año 2001. Sin embargo en él participan muy pocos veteranos, y la mayoría de las actividades se realizan en Capital. No se parte de un diagnostico de situación que posibilite definir las patologías prevalentes, los grupos de riesgo, las familias criticas, etc. Sino que se los incorpora como un afiliado más. Uno de los profesionales médicos responsables, Gerding, señala que para conocer la prevalencia de las bajas psiquiátricas se necesita un estudio epidemiológico, pero conspiran los datos inexactos y la renuencia por parte del excombatiente. En ese sentido cabe destacar que la actual dirección da un giro interesante en este sentido, a partir del liderazgo de la Dra. Gabriela Acevedo, quien indica: “Desde allí se detecta que esta población de veteranos de guerra y su familia tienen características propias, con patologías predominantes como las psiquiátricas junto con las adicciones, las gastrointestinales, traumatológicas y vasculares. Por esta razón y en virtud de las características de distribución poblacional, junto a parámetros como la edad, la constitución familiar, el nivel sociocultural es que se formula y se elabora la Resolución 191/05/DE”(Enredando, 30 de marzo de 2007) Se observa que todavía dicho relevamiento epidemiológico y socio-ambiental de los V. G. todavía no esta previsto para la provincia de Santa Fe, pues solo se implemento para Chaco y Corrientes. En ese sentido cabe destacar las declaraciones de la esposa de un V.G de Tucumán que declara: Hola! Soy esposa de un sobreviviente del crucero ARA General Belgrano, mi esposo padece estrés post-traumático de guerra, él es una persona muy retraída, también tiene pesadillas, y es verdad eso de que tiene una gran tristeza en el alma. Yo me pregunto ¿porque los gobiernos argentinos nunca hicieron nada por ellos? Hasta cuando vamos a permitir que estos héroes sigan sufriendo? ¿No les parece que ya padecieron lo suficiente en la guerra? Nunca tuvieron contención psicológica, en Tucumán la asistencia medica para los excombatientes y sus familias es deplorables y son muy pocos los médicos que tenemos, como todos los veteranos tenemos la obra social de PAMI. Tenemos un solo urólogo para dar un ejemplo, y así con cada profesional destinado a atendernos. Psicólogo o psiquiatras no tenemos (Nancy, 2007). Por ultimo, si se analiza las políticas de la provincia de Santa Fe y el Municipio de Rosario, se constata la ausencia de un abordaje en salud, así como en otras políticas sociales dedicadas al V.G. y sus familias (educación , trabajo, cultura, educación física). Esto es una constante en muchos sitios de la Argentina, lo cual lleva que los mismos centros se ocupen del tema y busquen la forma de obtener respuesta. En ese mismo sentido cabe destacar las declaraciones de los V.G. de Mar del Pala: “Las primeras dificultades que hallamos en nuestra Zona, fueron la poca o nula disposición de profesionales en la Región que se dispusieran a trabajar y la falta de recursos públicos dispuestos para salvar este impedimento. “ Estas opiniones se encuentran en la pagina web del Centro de Ex Combatientes en Malvinas de Mar del Plata, que crea una Subcomisión de Salud y recibe el apoyo de profesionales ad honorem . Luego de analizar diferentes aspectos del “derecho a la salud de los V.g. de Malvinas”, cabe realizar algunas reflexiones finales con motivo de identificar los desafíos que emergen de los mismos. 8. Algunas reflexiones sobre el derecho a la salud de los V.G. y sus familias En el 25 Aniversario quiero testimoniar un agradecimiento especial a nuestras queridas familias, que con el mínimo apoyo oficial, trataron y tratan día a día de insertarnos en la comunidad, ante las evidentes secuelas de la guerra . (Norberto, 2007) Cabe concluir, al igual que el V.G. Norberto que las secuelas de la guerra son evidentes, como lo señalan los escritos de un organismo internacional reconocido: la Organización Mundial de la Salud. No obstante, la situación no es igual para todos porque los V.G. padecen diferentes problemas, debido a que la secuela de un evento traumático como la guerra varia según sean sus antecedentes, su historia clínica previa, la estructura psíquica del sujeto, la historia de vida previa familiar y social, los elementos subjetivos y objetivos con que contara para su elaboración (los recursos con que cuente (en el ámbito familiar, económico, las estrategias de vida propias de un grupo social o clase social) de un tiempo y lugar determinado. En la guerra y en la posguerra algunos han sufrido trastornos digestivos, dorsolumbares, cardiovasculares y traumatológicos y otros han quedado con discapacidad auditiva o motora. Por otro lado, existe otro grupo de V.G. que sufren trastornos del sueño, trastornos de la memoria y del pensamiento, trastornos de ansiedad, dificultades para controlar los impulsos, depresión, stress postraumático, personalidad sicopática, esquizofrenia, la psicosis, neurosis, epilepsia. Por otro lado, hay ex combatientes que se han volcado a la adicción al juego y a diferente tipo de consumo abusivo de substancias: tabaco, alcohol, psicofármacos. Mientras tanto, otros participan en diversas situaciones de violencia (social y familiar) y existen 450 que se han suicidado como “única salida” a tanto sufrimiento, incomprensión social y discriminación socio-laboral. Por ultimo, en algunos casos se encuentran afectados sus hijos, apelando al consumo abusivo de substancias o intentando quitarse la vida. De modo que el perfil de salud-enfermedad que poseen los V.G. Malvinas (y su familia) es el resultado de un proceso político-militar que a los escasos 18 años los lleva a una guerra, pero también se construye como resultado de las políticas de trabajo, vivienda, educación y salud de los sucesivos gobiernos democráticos y de los procesos sociales y el accionar de la sociedad civil. Cabe resaltar nuevamente que salud no es igual a “Medicina”, salud no es igual a “Atención Médica”, salud no es igual a “acceder a medicamentos”. La salud está determinada principalmente por las condiciones sociales de los sujetos. Es decir, su participación en los medios de producción, sus recursos simbólicos y materiales, sus relaciones familiares y sociales, su historia y costumbres. Las consideraciones precedentes son el punto de partida del desafío que enfrenta el sector de los V.G. de Malvinas. Es preciso examinar las políticas de asistencia, prevención, promoción y rehabilitación del sistema de salud publico, privado y de las obras sociales, a fin de buscar la forma mas apropiada para definir programas médicos, psicológicos y psiquiátricos que den respuesta a las características especificas de este grupo y su familia. En lo que hace al papel indelegable del Estado, es conveniente reflexionar en torno a una articulación interministerial que de respuesta a los problemas de inserción laboral (mediante programas de calificación profesional y/o micro emprendimientos productivos), cultural y educativa (aportando a la sensibilización social y la formación), de investigación científica (disponiendo de fondos destinados a indagar los diferentes aspectos del derecho a la salud de los V.G. antes mencionados). Es preciso implementar diferentes instancias y mecanismos de información, formación y capacitación de los profesionales médicos y psicólogos en la atención adecuada de pacientes que han sufrido una catástrofe o un trauma como el de la guerra. Es imperioso examinar el papel de los profesionales de la salud publica en el diseño de diferentes alternativas y programas de salud destinadas a los V.G. y sus familias, siendo que son estos últimos han sido los primeros en socorrer a la población de pacientes de efectores públicos en los años 1986, 2003, 2006 y 2007 para evitar mayores daños en salud resultado de las inundaciones y granizos en Rosario y Santa Fe. En lo que hace a la sociedad civil, los primeros involucrados son los universitarios quienes están capacitados para la docencia-investigación-extensión al medio, lo cual los convierte en formadores de opinión y/o generadores del espíritu critico y agentes multiplicadores. De modo que tienen el desafío de generar investigaciones sobre salud en los V.G. , estudiar las secuelas en salud psico-física-social de la guerra, con motivo de aportar al debate académico y/o a la toma de decisiones en espacios públicos y privados. En lo que respecta a la sociedad en general, le corresponde tomar partido por el tema de las Malvinas, analizando que cada acto de discriminación laboral, social y familiar tiene consecuencias en la salud de esta población e incluso puede ser un elemento mas que suma e induce al suicidio del V.G. o sus hijos. En suma, los desafíos son numerosos y cabe reflexionar sobre ellos especialmente este año, cuando se conmemora los 25 años de la guerra de Malvinas. 9. Bibliografía II JORNADA DE CAPACITACIÓN PROFESIONAL PARA EL TRATAMIENTO AL VETERANO DE GUERRA, a cargo del Dr. en Psicología Alberto Dupén- Especialista en Neurosis Traumática Posguerra, organizado por el Centro de Ex Combatientes de Malvinas de Rosario, Rosario, 16 de mayo de 2006. 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